Wednesday, November 30, 2005

Preocupaciones del perro proveedor

Las memorias están cada vez más lindas:
lo pateado para adelante se acumula en rincones
oscuros, que tosen en la noche
cuando nada puede hacerse, más que esperar.

Las memorias están cada vez más ricas,
más jugosas. No hablo de las fotos:
hablo del recuerdo de las fotos,
del cristal de una imagen: lo adeudado,

los cachorros que ladran en la noche.

Tuesday, November 29, 2005

la oficina virtual

Navegar blogs me conecta con todo aquello de lo que me salvo por trabajar en casa: con un vago malhumor de oficina, puesto en red. Así como existe un olor a carne y a humo artificial que se le puede agregar al bife texturizado de soja para que parezca un asadito (juro que jamás usaría un producto así; te venden humo, como quien dice), los blogs aportan el malhumor de oficina. No faltan el comentario machista, el confianzudo, el desubicado, el sencillamente idiota. Que si las dos nuevas ministras son lindas o son feas, que a dónde vamos a ir a parar si son feas, ya no se puede confiar en la belleza del poder. La noticia es tamizada por el filtro del ánimo, y el ánimo siempre es algo así como gris oscuro. ¿Qué me lleva, pudiendo ser absolutamente feliz oyendo mientras trabajo nada más que el ronroneo de mi gato, los ladridos de los perros del edificio y el piar de los pajaritos de la plaza, a navegar blogs? Es como haber dejado de fumar y echar extracto de olor a faso por toda la casa, por pura nostalgia. Un clima de redacción de diario. Es como llamar al delivery y pedir: "Déme 150 bytes de esencia de redacción... es para condimentar el almuerzo". El tedio laboral, sus voces. Están en los blogs.

Monday, November 28, 2005

tres soliloquis nous

Les versions de Pere Bessó al català
dels Tres soliloquios nuevos
per a una Dama de la alta Poesia
que ha nom Beatriu Vignoli,
morosa, oblidadissa, d´ingratitud plena
.(1)


TRES SOLILOQUIS NOUS(2)


Justine

A cap botxí professional no afligeix
ser víctima per un día;

llavors,
allò que em turmenta és la meua innocència.



Mersault

No mataré per aigua.
No beuré tan car.

O sí, mataré un àrab.
Tiraré dels pètals
d´aquesta flor de plom.

Jo tiraré. I diran:
“Ací va l´animal,
el qui matà per set”.

No tiraré. I diran:
“Així morí el covard,
por compassió suïcida”.

No tiraré.
Seré el més menyspreuat.

O tiraré.
Seré jo qui menyspreua.

Però no m´agradarà poder beure.
Serà una aigua de mort. Ningú no torna
d´aquesta tristesa.



La cançó de Franz Biberkopf

La meua alegria d´estimar és la meua por de matar;
no és solitud, es vertigen.

Crucifixat en la veritat per la meua paraula
de baró alemany, tot ho he perdut
llevat de saber. Ai, què lluny estic
de la meua alegria!

Una mentida, aviat, que em salve:
paraules com coltells que se´n van
per on no deurien, lliura´t així
al meu mos, poma de l´Edén,

Berlín;
estima´m, món.


NOTAS:
(1) dedicatoria no editada por la siteowner (palabra tan difícil de traducir como fair play)
(2)Para ver los poemas originales, hacer clic aquí.
(3) Más notas al pie, aquí.

Ahora todo lo que queremos es una buena tormenta.

¡Renunció Lavagna!

Y Felisa Miceli es la nueva ministra de Economía.
(Hubieran esperado un mes exacto para hacer el cambiazo, y el título de este post sería inverosímil: una broma del 28 de diciembre.)
No es lo habitual que este blog se ocupe de la actualidad que tratan los diarios (no es que no importe; es que ya está en los diarios... ¿y qué opinión se puede agregar que no haya sido formulada ya por cualquier otro ciudadano, léase, hijo de vecino?). Pero, en el país de nomeacuerdo quién era el presidente, el nombre del ministro (o de la ministra) de Economía es una marca histórica indeleble, como en otros países los nombres de los reyes. Decir, en Argentina, "Celestino Rodrigo" o "Martínez de Hoz", o "Domingo Cavallo" (y no sigo para que ningún lector se me infarte) es nombrar el Mal. Este ministro saliente, Lavagna, mereció en cambio la amabilidad de un mal chiste: "a la gente, Cavallo la caga, Roberto la baña".
Esta vez, el cargo es para la cartera de la dama.
Y para el bolsillo de todos.


(UPDATE 2012: ¡Y viera lo que le encontraron en esa cartera!)

Sunday, November 27, 2005

los perros

Hace una semana que nacieron los perritos.

Con la tormenta de días atrás aflojó el calor, pero también se voló la cucha de cartón que le habían hecho mis vecinas detrás del monobloc a la perra color ceniza que vive en la plaza de enfrente, y a sus cachorros.
Acudimos todos.
El padre de los perritos, un mestizo de husky y de ovejero alemán que tiene un ojo color jaspe y otro celeste hielo, cruzó el pasaje Holmberg y merodeaba; parecía preocupado por sus hijos y por la madre de sus hijos. Ella enseguida halló un cubil en una cavidad del cemento, a pocos centímetros del césped, abajo de nuestro edificio. Déivid y yo pusimos los cachorros con ella. Hace varios días que las vecinas y Déivid se ocupan de que la madre perra siempre tenga agua y comida; yo asumí la tarea, como los oigo cada vez que gritan, de bajar a poner de nuevo con su mamá a cada cachorro que se cae de la cueva. Precisamente ahora está gritando uno.

Retomo este post luego de mi exitosa misión de salvataje, donde me encontré con la hija de una de las vecinas que les dan de comer a la mamá perra. Ella también venía a rescatar al perrito; alguien lo había oído, y enseguida se había corrido la voz.
Parece haberse creado una división del trabajo espontánea entre el vecindario: aparte de por supuesto los indiferentes (no los culpo, hay que ser muy bichero para hacer esto) estamos las juntadoras de cachorros, y están las alimentadoras de la madre. Al parecer cada casa, cada familia comprometida con la suerte de los perros provee una alimentadora y una juntadora. Es muy agradable juntar a los perritos: son suaves, tibios. Para oírlos gritar cuando se caen, se necesita de un oído fino; para poder rescatarlos, hay que contar además con la posibilidad de poder interrumpir lo que uno esté haciendo. En es el perfil de la juntadora sobresalen el oído, la atención y la disponibilidad. La alimentadora, en cambio, tiene que disponer de algún dinero, y de la capacidad de organizar por anticipado su tiempo; necesita constancia, compromiso y la capacidad de coordinar sus tareas con las demás alimentadoras, turnándose para que nunca le falte comida a la perra, tampoco agua. Déivid asumió este rol con entusiasmo; también mis vecinas. Déivid en seguida se cansó, y ellas siguen.

Las juntadoras, que por fuerza coincidimos ante la eventualidad del perrito caído, cumplimos el rol secundario de inteligencia y comunicaciones entre las alimentadoras: "Nosotros le dimos de comer esta mañana"; "mi mamá le trae ahora en un rato". Otro papel secundario de las juntadoras, cuando el calor arrecie y el plato de agua se vacíe más rápido que el de comida, va a ser el de aguateras suplentes. Forzando la imagen en alegoría, hay en esto cierta lógica del capital: a las juntadoras, que podemos hacer otra cosa mientras ningún perro grita, si esto fuera una empresa se nos podría pagar por cada caída asistida, incluidos los viáticos que necesitáramos para llegar hasta el perro; las alimentadoras tendrían un salario fijo, y vales para la compra de alimentos. Si los perros fueran un diario, seríamos los colaboradores y los trabajadores de planta, respectivamente.

Y mi gato, de celos, está que trina.

Surgieron nuevos roles: las historiadoras (una vecina me cuenta: el padre de los perritos, no sólo en la noche de la tormenta, sino la noche en que los perritos nacieron, los estuvo cuidando) y las encargadas (nueva versión de las constructoras de cucha) de poner una media sombra en la entrada de la cueva para que la mamá y los bebés no se cocinen al sol. Anteayer fui a juntar un perrito y ahí estaba su papá, con la cabeza erguida, tendido a la puerta de su carpa negra como un gitano.

Hoy se armó una pelotera grande.

Habiendo adquirido el emprendimiento tal envergadura, no podía dejar de aparecer un rol nuevo: El Malo de la Película. Es decir que ahora, aparte de los partidarios y de los indiferentes, hay un opositor de los perros. El Malo de la Película es un vecino que la juega de Cruella De Ville: esta mañana amenazaba con matar a los perritos. Parece que fue él quien arrancó la media sombra. Tildó a las alimentadoras de "villeras", el peor insulto de los monoblocs de zona Sur. Al principio, ellas estaban atemorizadas. Cuando bajé por el llantito de uno de los cachorros, unas alimentadoras habían metido a los perritos en un moisés, con el que no sabían muy bien qué hacer. Lo iban a arrastrar a la plaza. Las convencí de organizarnos, reinstalar la media sombra, reubicar a los perritos y a la perra en su cueva, ir a hablar con el vecino Cruella De Ville. Siguieron surgiendo roles: una alimentadora se desdobló en eficiente secretaria de prensa ("le vamos a decir esto. Escuchen..."); subí a buscar el martillo de Déivid, y las mediasombristas procedieron a reconstruir la media sombra. Fue bastante contundente, espero, la exhortación al vecino. Esto de los perros ya es un culebrón. Asumí un rol más: retaguardia de la fuerza defensiva, cuidarlos esta noche del vecino si llega a querer "hacerles algo".

Recién oí un ladrido, bajé y estaba todo en orden: el padre, en su puesto de (van)guardia.

En beneficio de mi gato (que me acompaña aquí desde nuestros estudios del pasaje E. L. Holmberg) aclaro que los colores de este blog son los de él: gris y blanco.
Al cierre de esta edición, mi gato atacaba al cable del mouse.

Friday, November 25, 2005

el regreso

Creí que no viviría para esto: sentarme en un bar con un libro, leerlo para escribir una reseña en el diario. Es decir, para volver a mi primer trabajo, a mi trabajo de casi toda la vida, de donde me llamaron después de... 7 años, 1 mes y 11 días. Y el libro es de un contemporáneo mío, un escritor de mi generación, fallecido hace 8 años. Un intelectual cuyo input y cuyo output se colgaron definitivamente en 1997. Lo leo mientras tomo una coca, mientras cae la tarde y el bar va cerrando, y la sensación es la de cortar y empalmar 1998 con 2005.

UPDATE: el libro es Con toda intención, y su autor no es otro que C. E. Feiling. El título de este post es poco feliz: cualquier enemigo hubiera podido expandirlo en "el regreso de los muertos vivos".

Thursday, November 24, 2005

a la marosa!!!

Quien el sábado 19, poco después de las 11 de la noche, haya sintonizado por casualidad LT8, me oyó decir más o menos esto:

"...los ángeles ponen huevos. Las mujeres, todas las mujeres ponen huevos. Los hongos nacen en silencio; algunos nacen en silencio, otros con un breve alarido, un leve trueno. Unos son blancos, otros rosados; ese es gris y parece una paloma, la estatua de una paloma...".

Ese oyente llamó desesperado a la radio. "No se entiende nada de lo que están hablando", se quejaba. "La Biblia es clara, la Biblia es concisa", alegaba. Como si el Libro del Apocalipsis fuera de una univocidad casi matemática. Quizás (no lo escuché, me lo contó Mauricio Alonso, el crítico de cine del programa; "Viento en contra", se llama el programa) haya alegado además que LT8 es una radio seria, donde habla gente seria.
¿Qué estaba pasando?
Pasaba que Diego Giordano y yo estábamos tratando de explicar en menos de 20 minutos porqué leer a Marosa di Giorgio, poeta uruguaya de raigambre surrealista, cultora de lo siniestro maravilloso, continuadora de la tradición del autodenominado Conde de Láutreamont y admiradora de la literatura fantástica de Felisberto Hernández. Sobre el final del bloque, lamenté no haber comprado en cierto verano, de paso por Montevideo, un libro de Armonía Somers cuyo título no lograba recordar.
Diego hizo señas al operador de que pasara el tema musical y de golpe me acordé. Como estábamos fuera del aire, le pedí que me dejara decir el título al comienzo del siguiente bloque. "Cómo no", dijo Diego. Mientras tanto el oyente, desesperado, habrá hecho zapping por el dial, habrá probado otras estaciones, y al fin por pura curiosidad malsana habrá vuelto a LT8, sólo para oírme decir:

Los elefantes encuentran mandrágoras!"

No escarmentaremos y en el próximo micro literario vamos con Eduardo Holmberg. En cuanto al oyente, se debe haber ido a dormir pensando que el fin de los tiempos no se halla muy lejano.

Wednesday, November 23, 2005

tres soliloquios nuevos

hoy en Goma de Borrar.

En uno habla la heroína más famosa del Marqués de Sade; en otro, el protagonista de El extranjero de Albert Camus, y en el último canta Franz Biberkopf, protagonista de la novela Berlin Postdamerplatz de Alfred Döblin, obra que conocí por la versión para televisión que hizo Rainer M. Fassbinder.

Soliloquios es un proyecto poético en el que vengo trabajando más o menos esporádicamente desde 1999. Está inspirado en el "Poema conjetural" de Borges y en el poema "Yorick" del irlandés contemporáneo Peter Sirr. La idea es poner en boca de ciertos héroes literarios o históricos una reflexión ficticia, pero con un fondo de verdad lírica (verdad subjetiva, relativa) que corre a mi cargo. Se han publicado otros poemas de esta serie en Hablar de Poesía, en el Diario de Poesía, en poesía.com y en otros sitios web. Hay un libro en preparación, inédito por ahora.

Monday, November 21, 2005

poesía narrativa

Ayer, por saltearme las fechas de los posts, llegué exactamente un mes tarde a la sección comentarios de "Dudo de todo" y al debate entre Santiago Llach (visitante) y Diego de Puán (local) sobre poesía argentina de los 90. Creí que era un debate candente hasta que volví a ver cómo seguía... y recién entonces releí las fechas. Era un debate de octubre, no de noviembre. Me temo que ahora al calor ya lo aporta el clima, y que las nuevas obsesiones argentinas van más por el lado del bronceador o del arbolito navideño.
No deja de ser refrescante el hecho de que en uno de los poemas citados Casas (poco salidor, como su apellido lo indica) describa una ducha y compare el amor y las revistas literarias; el poema está en Poesía en la fisura, antología de 1991 de Daniel Freidemberg, quien también participa (en el debate, no en la antología), con el alias Balvanera.

Pasen y vean:

1.PRIMER TIEMPO

2.SEGUNDO TIEMPO

3.TASCA VASCA

La relación entre poesía objetivista y afasia asimbólica es, lejos, lo más interesante del debate. Tamara, si no me equivoco, es Tamara Kamenszkain.

UPDATE: De acuerdo una vez más con SL en que políticas literarias hubo siempre; pero Diego también tiene razón en señalar algo que intuye y le molesta, que él siente como muy propio de "los poetas de los 90": un mal nuevo, para el que prueba varios nombres. Yo lo llamaría "estrategias y tácticas de posicionamiento". No se habían usado en poesía antes de los 80 y 90, o por lo menos no se habían usado así. Algunos colegas míos fueron admirablemente hábiles en el uso de esto que Baudrillard, autor de moda en esa época, hubiera incluido entre "las estrategias fatales": aquellas que te desafían de tal manera que te ponen ante un dilema de hierro. O imitás las tácticas del que te lleva la delantera para sacarle un hocico de ventaja, o lográs que ni el loro te lea. Al final, comprendés que la poesía sale perdiendo, ya que terminaste haciéndote cómplice en el armado de un corpus monocorde donde la originalidad y la autenticidad brillan por su ausencia. Lo mejor es disentir con ese precario canon, patear el tablero. El disenso, gesto que a primera vista aparece como estúpidamente suicida, o ridículamente heroico, es a la larga el que más rinde. Después, claro, hay que sostenerlo. La actitud más productiva (no la más ganadora, sino la más productiva) es esta: viva la poesía, aunque mi fama no dure. (Pero se pierde por el camino la adrenalina que tenía la guerra fratricida en su ferocidad.)

bricolage



Aparte de algunas cosas que de verdad necesito aprender para mi trabajo, tales como traducción legal o teoría crítica de la Escuela de Frankfurt, no acostumbro asistir a cursos y seminarios. Tengo un título, en el que confío bastante, y si es para satisfacer mi curiosidad me sabe mejor el saber fragmentario, el bricolage salvaje. Tanto mejor si no tengo que pagarlo, o si lo que estoy pagando es algo distinto del conocimiento. Un terapeuta que acaba de declararme inanalizable puede muy bien usar el resto del tiempo de mi sesión para responderme la pregunta: ¿qué es el gran Otro? Y nada le impide, al vecino abogado que me cobra el alquiler, despuntar el vicio en una tarde de domingo brindándome una clase magistral sobre derecho de familia que podré aplicar con mis seres queridos, llegado el caso de que se conviertan en odiados. Sé que cuando envejezca me convertiré en la pesadilla de cualquier médico con el que logre toparme en una fiesta, suponiendo que mis achaques no me impidan sentarme en una fiesta al lado de un médico, capaz de explicármelos. Ya tuve mi fase de ser la pesadilla de mis amigas psicoanalistas ("Hola, Silvana, cómo estás. Yo, bien; a propósito, ¿qué es el gran Otro?") y ni hablar de lo que atormenté a mi única amiga filósofa, Stella, especialista en Deleuze y la única persona capaz de destruir el orgullo que yo sentía por los "cuadritos" que usé para rendir Filosofía I en 1983 (Hegel ocupaba una página... ¡pero una página oficio!). "Vos no leíste, vos oíste leer", me dijo Stella, allá por 1995; gracias a ella agarré los libros, me volví habitué de las bibliotecas públicas, pero a mi manera: "Tenemos La Fenomenología del Espíritu, pero en alemán." "No importa, démela igual." Yo confiaba en el cassette de Assimil que había venido oyendo por el camino.
En lo que a teoría pura se refiere, nada es tan delicioso como que te la expliquen en el bar ("¿ves este servilletero? Es el capital fijo") salvo quizás el placer de revolver librerías, excelso correlato papelero del de navegar en Google. Todo esto explica en parte por qué hablo tanto de mí en este blog: porque si hablara de lo que sé, o bien sería un plomazo disertando sobre alguna de mis especialidades más o menos sistemáticas (poesía objetivista, dibujo académico, el espectro de Newton y su relación con la teoría de los colores de Goethe, el estudio comparativo de los regímenes preposicionales en inglés y en castellano) o el efecto sería todavía más bizarro, ya que mis rachas de recolección de información sobre algún tema siguen un patrón bastante impredecible. Más allá de que me ponga a estudiar hebreo en mis ratos libres para impresionar a mi sobrina israelí, lo cual todavía puede tener algún gollete, los rubros de mis búsquedas se han sucedido como enfermedades infantojuveniles. Holocausto nazi, homosexualidad masculina, cábala judía, economía marxista, detalles biográficos de la vida de Franz Kafka, declinaciones de los verbos checos, síntomas del estrés postraumático, efectos colaterales de las benzodiazepinas: nada que sea oscuro, oculto, inútil, un poco peligroso y completamente ajeno a la esfera práctica de mis intereses me ha sido indiferente en alguna u otra época de mi vida. La decisión de escribir una novela sobre el tema fue a menudo la excusa. O mejor dicho: la novela, pero mucho más especialmente el folletín, es el único campo donde puedo pasar en limpio alguno de esos conocimientos. Por lo demás es como un nerdismo, una tendencia nerdy o nerdish, que no llega a configurar una personalidad nerd lisa y llana por falta de perseverancia en un interés único. ("¿Dónde está el acento de la zeta en este teclado?" pregunté una vez en un diario, lidiando con el tipeado de un capítulo que transcurría en el barrio viejo de Praga, y por eso incluía dos palabras en ídish.)
Hay más gente así. Tengo un amigo que se pasó un verano estudiando élfico, y una amiga que se compró tantos libros usados sobre fauna marina prehistórica que llegó a encariñarse con los trilobites. No es que tuvieran tanto tiempo libre, sino que el tiempo libre es precisamente eso: libre.
Con mi amigo, el que aprendió élfico, en enero de 1991 inventamos el macgyverismo.
El macgyverismo es la vanguardia de McGyver. Su lema: no salgas a comprar nada, todo lo que necesitás está en casa. ¿Clavos en U? Doblamos a martillazos los clavos derechos y santo remedio. ¿No hay alcohol puro para limpiar el teclado de la computadora? Le damos con acetona para quitar el esmalte de uñas. ¿No borra las letras? No, pero desintegra la pintura del mouse que es un encanto.
Todo un precursor mi padre, que en paz descanse, me enseñó a rebobinar cassettes con una birome BIC de perfil octogonal. En enero del año pasado, antes de que cundiera la módica bonanza kirchnerista entre el lumpenproletariado, con mi amigo organizamos una fiesta de cumpleaños magnífica por treinta pesos (jardinera de lata, tomates de la huerta, mayonesa casera y la cerveza la ponen las visitas). Una de sus mejores discípulas se pintó la casa con $2: lija, y cal.
No me acuerdo con quién fue que hablé una vez de los saberes carcelarios. Aprender HTML de los otros bloggers, por ejemplo, tiene esa cualidad fragmentaria y cooperativa ("nómade", diría Deleuze, citado por Stella) de los saberes carcelarios: uno te enseña a armar una ganzúa, otro a usarla, y cuando te quisiste acordar nunca fue más cierto eso de que el saber abre puertas.
Puertas para salir a jugar.

Friday, November 18, 2005

So long, Marianne

¿Cuánto mundo cabe en una buena canción?

Hoy en casa estábamos escuchando "So Long, Marianne" de Leonard Cohen, y me acordé de una amiga mía que se muda hoy. "Adiós, Marianne" es una canción de despedida extrañamente alegre y juvenil. Se separa de un amor, ¿cómo puede estar contento? Alegremente dice, entre otras cosas:

...Yo creía ser una especie de chico gitano
antes de que me llevaras a casa.

Ahora adiós, Marianne, es hora de que empecemos
a reír y llorar y a llorar y reírnos de todo otra vez.


Y también dice:

Bien sabés que me encanta vivir con vos,
pero me hiciste olvidar de tantas cosas.
Me olvidé de rezar por los ángeles
y los ángeles se olvidaron de rezar por nosotros.


O sea que hay un reparto de culpas interesante, donde la ligan hasta los angelitos; pero hay que ser un poeta como Leonard Cohen para decirlo de esta forma tan bella...

(Amiga, si estás leyendo esto, va mi brindis por tu reencuentro con tus ángeles y con la risa en tu nuevo hogar.)

Pero volviendo a Cohen... un momento, ¿cuál de los dos es el que se va?

Veo que te fuiste y volviste a cambiar de nombre

dice casi al final, en el penúltimo verso. La "verdadera" Marianne, según la página no oficial de Cohen, había dejado a un novelista noruego célebre para irse a vivir con él.
Para mí la verdadera Marianne es la de la canción. Algunos fans de Cohen prefieren referirse a ella como "Mary Ann". Cada uno de nosotros le ha imaginado un rostro. Yo me la imagino de cabello lacio, castaño claro cobrizo, no sé por qué.

Tuesday, November 15, 2005

dos erratas...

...en mi post del 9/11: No es otra que "Venus in Furs" de Velvet Underground, en la voz de Lou Reed (¿cómo no la reconocí?) la canción que escucha el personaje de la película Last Days al que yo erróneamente llamé "Dave Grohl ficticio". Acá me dicen mis amigos cinéfilos que no, que ese personaje no tiene nada que ver con el baterista de Nirvana, sino que es ficticio totalmente.

Ya que estamos en el tema los Dres. Durden & Norton se apresuran a declarar que el Droopy, guitarrista de la banda de rock sinfónico ficticia DAF que protagoniza mi novela DAF, está inspirado en el guitarrista de "Los primos lejanos". Él también tenía en su altillo-sala de ensayo un graffiti que decía "Dios existe a Presión y Temperatura Normales". Habiéndose expuesto, por esta infidencia, a que nos comamos todos un juicio o a ligar ellos dos un guitarrazo c/u, los Dres. Durden & Norton proceden a callarse, que es lo que deberían haber hecho en primer lugar.

Vamos Droopy todavía.

Sunday, November 13, 2005

arde París...

...cada 40 años aprox. desde 1789. Ayer leí una interesantísima nota de Slavoj Zizek en el Ñ (está online) donde habla de la irracionalidad y el sinsentido de los hechos violentos de París. Pero hoy me acordé de un volante francés que vi allá por 1995: festival del auto quemado, la voiture brulé. O algo así. ¿Anarquistas instigando? Déivid se acordaba de más: de barricadas hechas con autos, en una huelga, probablemente Peugeot, en los años setenta; y del importante rol de los obreros de la industria automotriz en los hechos de mayo del 68. Pero las barricadas no se inventaron en el 68: ya existieron en el siglo XIX, con la Comuna de París. En ese siglo también fue el 18 de brumario de Luis Bonaparte, repetición caricaturesca de la Revolución francesa, según dicen Marx y Engels en su libro sobre el tema. En fin, que los franceses (esp. proletarios y/o lumpenproletarios) tal vez tengan una especie de reloj biológico, como las aves migratorias, que les indica que cada dos generaciones tienen que hacer quilombo.
Hasta ahí el eje diacrónico. Lo sincrónico está mucho más claro: globalización, exclusión, le puede pasar a usted, etc.
La bronca, en fin.
Y las interpretaciones.

Saturday, November 12, 2005

"Atardece

apaisado profundo."

Beatriz Vallejos escribió este poema de tres palabras y de dos líneas. Ella fue mi díler de poesía, el comienzo de este viaje de ida: ¿cómo no leer un poema de tres palabras? ¿Cómo no escribirlo? Preguntármelo me metió en esto. Mi primer libro de poesía con editorial y pie de imprenta se lo dediqué a ella, cuyo primer libro (título envidiable para un primer libro) se llama Alborada del canto y salió en 1945. (Y cuyo último hasta ahora y primer libro porteño, El cántaro, por Ediciones en Danza, es del 2001 y todavía se consigue.)

La mariposa de la sombra
en la pared de cal.


Ella, con su lograda inocencia, es la culpable. Al abrir sus libros comprobé que un poema puede ser redondo como una fruta, tangible como un cántaro. Canto, cántaro. Si Borges "superó" los límites del romanticismo, ella los perforó, casi invisible, con gatuna elegancia. Uno venía derrotado de Borges, de todo ese mármol que te mira desde arriba, y acá estaban el barro del Paraná, el huesito del sábalo. Vueltos joyas, como todo niño o niña de esta región litoraleña sabe, aunque después lo olvide: es joya todo lo que brilla, todo lo que atrape la eterna y efímera luz.

¿Más?

Una vez escribí que la experiencia poética es siempre gozosa en Beatriz Vallejos. La suya es una poesía que impulsada por una solitaria voluntad prometeica de bienaventuranza busca la intemperie, guiada por un deber ético de felicidad. Y se propone borrar el límite entre lo profano y lo sacro, para lo cual no degrada lo alto, sino que consagra lo cotidiano. La nada, aquí, no es la noche triste del ser, sino “el jardín nevado de Dios”. Amplitud dichosa la de este mundo redimido de toda muerte y de la sujeción a toda necesidad, excepto una: la firme voluntad de forma que le otorga al poema la luminosa sencillez perfecta de la gota de agua.

¿Más todavía?

La seguimos esta noche por LT8, cerca de las 23 hs., con Diego Giordano.

Thursday, November 10, 2005

providencia

Hay cosas peores que un viento brillante,
peores incluso que el bies ardido de la luz
en la corriente, en lo metálico del agua:
cuando el cielo amenaza no hay amparo,
no hay amparo cuando el cielo amenaza.

Hay cosas peores que tener que pagar
cada esperanza, cada brizna, cada esmeralda,
cosas peores que el alma inmóvil de lo verde:
bajo la amenaza del cielo no hay amparo,
no hay amparo cuando el cielo amenaza.

Hay cosas peores que durar toda una noche
mordiendo asfixia entre ribetes quietos
del paisaje vaciado, del tiempo como un barniz;
si cuando salís al cielo que amenaza
no hay amparo cuando el cielo amenaza.

ausente con aviso...

...por un trabajo de revisión de estilo y descubriendo que en el fondo lo único que de verdad me importa en la vida, aparte de por supuesto ver cine, es el análisis sintáctico...

Wednesday, November 09, 2005

Last Days

Me sigo castigando con películas raras. Anoche al final la fui a ver nomás, a la de Gus Van Sant "libremente inspirada" en los últimos días del bueno de Kurt. Y me di el gusto de verla con amigos. Sala de Cine Club Rosario con lleno total. Teníamos ganas de darle un premio al integrante del público que más se pareciera a Cobain. Teníamos apuntado el ganador y todo. Había un clima distinto al habitual en la sala, un clima como de joda. Eso aunque todos sabíamos que la película era trágica: como en la ópera, como en la tragedia griega, y como en Elephant, sabíamos el final. Van Sant se las arregla para demorarlo dos horas. Cuando al fin llega, parece una pintura manierista fúnebre de El Greco: esas cosas místicas del arte de la Contrarreforma donde el cuerpo desnudo simboliza al alma, etc. Ese cuerpo es Michael Pitt en un trabajo actoral estupendo. Él es el héroe: es Blake, el "alter ego ficcional" de Kurt Cobain. Pero Van Sant no le da una puta línea de diálogo. Aunque quizás siguiendo uan marcación del director, Pitt se la pasa haciendo todo el tiempo cosas extrañas con la voz: farfulla, murmura, gime, susurra, gorjea, canta, grita, aúlla y se me terminaron los verbos. Todo mientras vagabundea; la cámara lo sigue.
La película es casi puro espacio, casi puro tiempo. Hay sonido, pero menos la voz de Pitt todo lo que suena (campanas, teléfonos) está sonando siempre en otra pieza. O en otro ámbito. O en el más allá. Hay un bosque y hay una casa típicamente grunge: la mansión decadente en medio del bosque a la que sus nuevos dueños le dejan la decoración tal cual, con paredes que se descascaran y escena de caza desteñida con ciervos y todo. En un plano particularmente simpático, el "alter ego ficcional" de Dave Grohl flashea mirando esos ciervos. La cámara (especializada en planos secuencia, y también en planos montaje a lo Orson Welles en Citizen Kane pero infinitamente más fríos) es el ser más activo entre esos seres desplomados, derruidos, devorados por su mundo interior. Los demás, con todo, y quizás porque estén relativamente más vacíos, se las arreglan para socializar (aunque abandonan cruelmente al protagonista) entre sí. Blake, como su nombre lo indica, no, pero unas campanas y unos coros fuera de escena sugieren que ve ángeles.
No soy crítica de cine y no sé si tengo demasiada autoridad para decirlo, pero como espectadora de a pie me parece que Gus Van Sant en Last Days se homenajea a sí mismo: repite el recurso de la dislocación temporal, esa cuarta dimensión cubista que en Elephant tiene la precisión de una máquina trágica pero acá es casi un manierismo (hablando de manierismo) y no encaja con ningún posible suspenso. Porque acá el tiempo no avanza sino que vaga en círculos, da tumbos, se detiene.
Last Days carece del rigor de Elephant. Tiene más belleza, una belleza romántica que la otra película no tenía. Su tema mismo es romántico. La noción de artista que se encarna en la figura trágica de Blake es una masa de clichés románticos. Eso aburre, en un punto. Pero algo para agradecerle a esta película -paradójicamente, a una película que se trata de un músico, y de un grupo musical de Seattle que marcó toda una década- es su silencio. Salvo por dos interludios cómicos y uno dramático donde la casa grunge es invadida por enviados más bien matinales del mundo exterior, no hay casi diálogos hablados, en el sentido fonético más exacto del término hablar. Los Nirvana ficcionales, su rubio y crístico líder muy especialmente, parecen haberse olvidado de cómo se hablaba. Balbucean. Hasta los predicadores mellizos que hablan de Cristo para delicia del Grohl ficticio (un ser bastante perverso, a juzgar por lo que escucha luego por la noche: una canción que dice "besa el látigo / besa el látigo / y cree en mí") parecen quedarse sin letra.
Sinopsis:
Fue en la primera mitad de los 90.
Eran tres, sin contar las chicas.
Eran pobres. Fueron ricos.
Uno muere. Dos huyen.
Toda esta historia tiene mucho más que ver con nuestras vidas de lo que estamos dispuestos a aceptar.

Tuesday, November 08, 2005

a Lot of Job

Amo mi trabajo. Pero lo que más me gusta es cansarme.
Ya es suficiente esfuerzo mantener día a día la forma humana, evitar deslizarme a embrión, simio aullante o ameba gigantesca: un peligro que corremos quienes por no transar con los carcelarios códigos de honor atopianos hemos quedado al margen como líquenes en las paredes. Para sobrevivir en esas grietas de menos de un milímetro, hay que funcionar incesantemente. Ya me pasó tres veces, que me tomo tres días de descanso y mi mundo se derrumba. Remontar la caída me lleva (año más o menos) un lustro. Cuando lo consigo lo festejo con tres días de descanso... y vuelta a empezar.
Mis únicas pasiones son el terror y el cansancio.
Pero de las dos, prefiero el cansancio.

Monday, November 07, 2005

2 a 1

Eran más de las cuatro. Se oyó el inconfundible rugido marítimo de la multitud en alguna parte. "Goooool...". ¿De quién, de quién? preguntaba una de las chicas que tomaban sol y mate en la plaza. ¿Nadie tiene una puta radio? gritó uno de los chicos con camisetas de Newell's o de Central que se habían reunido cerca del mástil en el centro de la plaza. Pero el mundo pacífico de la plaza a esa hora del domingo parecía inmovilizado bajo el sol. Dos chicos pasaron y se supo: Central, Rivarola. Primer tiempo. Crucé el pasaje Holmberg hasta casa, con bronca. Pero la llamé a Ivana al diario y justo cuando estábamos hablando por teléfono fue el gol de Ortega. "Gato, empatamos", le dije alegremente a mi gato, que no entendía de qué le estaba hablando. Más tarde lo llamé a mi primo y me enteré de que habíamos ganado. Nos alegramos con esa alegría serena propia de nuestro cuadro y que los canallas confunden con falta de emoción. Hoy supe por el suplemento Ovación que el segundo gol fue de Garay. Me gusta esta frase del cronista deportivo Sergio Faletto: "la diferencia no se marca con el hermetismo sino con la certeza de una idea".
Me gusta porque podría estar hablando de poesía.
Y menos mal que ganamos porque si no anoche Rosario, altro que París.

Saturday, November 05, 2005

aura del aura

Perdón que insista. Me pasa sólo con algunas películas: sus colores, sus climas, se me demoran en la memoria y de a poco empiezan a construir recuerdos falsos. Dentro de unos años voy a volver a ver El aura y no la voy a reconocer de lo que recuerde para entonces. En mi memoria falsa, es decir cuando lo que recuerdo de la película vuelve a pasar por mi mente, estoy mirando El aura y preguntándome si Fabián Bielinsky es un buen discípulo de Robert Bresson o un mal epígono de Andrei Tarkovski. En mi recuerdo falso de estar mirando la película, dice una vocecita cruel: "¡No uses actores naturalistas si querés hacer algo como Stalker!"
Pero no, no fue así.
Lo que sí hice (sin pensar entonces; lo pienso ahora) fue contemplar ese cartel del camión de caudales, "la llave del cofre interior se encuentra en el punto de destino" poniendo en práctica una mirada de espectador previamente formada en El billete falso de Robert Bresson.
Hay un antes y un después de ver El billete falso. Bresson te educa: aprendés a leer lo que dice en esos segundos planos, esos afiches o cartelitos aparentemente banales pero que en la película constituyen verdaderos oráculos que anticipan lo que vendrá, o dicen algo sobre lo que piensan los personajes. Un mecanismo como de historieta, pero con algo del coro de una tragedia clásica. Ese uso ominoso del recurso del plano montaje con texto de fondo, insistente, termina por convertir la mirada del espectador en la de un buscador de señales, un nigromante de signos del destino. Crea una manía criptográfica, una especie de paranoia mística. Hay que verla con lápiz y papel.
La mística, en Tarkovski, pasa por otro lado: se trata de filmar lo invisible. Y Tarkovski lo consigue. Nunca, que recuerde, una película me dio tanto miedo como Stalker. Más que miedo: puro horror metafísico. ¿Cómo lo consigue? Sin efectos especiales. Con un lugar desolado y un buen actor. Un actor que dialoga, desde el cuerpo, con "eso" que se supone que habita el lugar. Un actor tan serio como un niño que juega. Si no fuera excelente, sería ridículo. En cambio, nos mete en su juego y se lo creemos y se nos erizan los pelos de la nuca.
Lo que tienen en común estas dos películas (dos obras maestras, dos influencias latentes, me parece, en El aura) es que nos proponen un juego, donde uno puede o no entrar. El aura es menos abierta en este sentido; y además le falta, todavía, el juicio del tiempo.
En mi recuerdo estarán superpuestas estas tres películas, como capas de un sueño.

Friday, November 04, 2005

sincretismo

a Santiago Llach

En casa siempre nos contaron una historia centrada en esta imagen: mi abuelo, el escultor Blotta, yendo cada domingo en tranvía hasta la cancha de Central en el barrio de Arroyito. Era un mito indiscutible, un rito fundante. La familia (mi madre, mi tío, mis hermanos, mis primos, hasta mis sobrinos) salió canalla porque otra cosa no podía ser.
Un detalle siempre me había causado gracia: por una serie de azares que empezaron con un accidente de trabajo mientras él esculpía su monumento a Alberdi (que está en Plaza Alberdi, un poco al norte de Arroyito) mi abuelo cruzó la frontera con Paraguay y terminó casándose con mi abuela Carmen, paraguaya ella, en un pueblo llamado "Emboscada".
Hace un par de años, por una serie de azares también conectada con mi abuelo y su novelesca vida, viajé por primera vez a Asunción del Paraguay y visité a mis parientes de allá.
Todos tenían un recuerdo magnífico de Blotta. Mi tío abuelo Marcelino, flaquísimo y con la cabeza blanca bien erguida, sentado junto a mi tía abuela en medio de todos sus hijos como el patriarca de La casa de los espíritus, contó en un hilo de voz suave y pausada, pero firme (tiene casi 100 años) que estábamos emparentados con un héroe de la Guerra de la Triple Alianza, Elisardo Aquino Jara.
¡Y yo no sabía! Todo lo que me habían dicho en casa es que veníamos de "una familia considerada importante", pero no me imaginaba algo tan glorioso como esto. En el mismo susurro sedoso y tenso Marcelino habló de su módica plantación ("algunos animalitos...") y de que él mismo era veterano de la Guerra del Chaco, lo mismo que sus dos hermanos muertos ("murieron de sed...").
Otro pariente, Panito Jara, me llevó en auto (maneja un Mercedes, un fierro increíble) a conocer la iglesia de Emboscada.
Nunca nada me asombró tanto como el estilo barroco americano franciscano de sus imágenes policromadas talladas en madera, que bajo la fina pátina del tema cristiano irradian la poderosa carga mágica del arte guaraní. Por una de esas paradojas de la Historia, el pueblo se llama así porque lo mandaron construir los españoles como punto estratégico donde los esclavos negros libertos (los "prietos libres"), vueltos a contratar como soldados, les tendieran una emboscada a los guaraníes.
Después fuimos a Luque, que queda ahí cerca. Allí nacieron mi abuela materna Carmen Prieto y su tío abuelo Elisardo Aquino (que tiene un mausoleo en Luque, donde yace; me enteré hace poco por una carta que mi abuelo recibió en 1968 y que exhumaron recientemente mis primos, o no nos hubiéramos enterado nunca).
Toda la ciudad de Luque (sus postes de la luz, buzones, kioscos, etc.) estaba pintada de azul y amarillo. Hice el típico mal chiste argentino: ¿acá son de Boca o de Central? Jara, con paciencia, me contó que de ahí es oriundo Chilavert, y me explicó que los colores de la ciudad de Luque son los del equipo de fútbol de la ciudad, Sportivo Luqueño: azul y oro. ¿Pero cómo, mi abuelo no era hincha fanático centralista?
De regreso en Asunción le comenté esto a mi tía Carmencita, sobrina de mi abuela Carmen, y la vi sonreír con una expresión entre irónica y pícara. "No estaba enamorado el hombre", me acuerdo que dijo.
Así se supo: bajo su pátina de canallón rosarino, el hombre había abrazado secretamente la religión guaraní.
No es que no los quiera a mis parientes paraguayos; espero que ellos sepan comprender.
Me hice de Newell's.

Thursday, November 03, 2005

nada se tira

todo se aprovecha

Si un pez hablara del río donde vive y nada... nada, no estaría autopromocionándose, estaría describiendo su hábitat. Bueno, esto es más o menos así. Muchos de los posts que subo acá, como le explicaba hoy a un amigo, están pasando a formar parte de una cosa ficcional y más extensa que estoy escribiendo, llamémosla La Nueva Cosa (no la llamo por su nombre a ver si engaño a los buscadores: no ve la hora de terminarla, decía otro amigo; o: no ve la negra hace meses, está desesperado). Es la historia de un tipo que entra en una especie de crisis y al fin comprende dos o tres cosas: 1.la culpa no es de nuestros padres, es de la dictadura militar; 2.la gente que se mueve y es capaz de hacer cosas (sobre todo si hace cosas horribles) siembra voluntaria o involuntariamente el terror entre quienes están paralizados; 3. la dictadura militar en un sentido amplio incluye a esos padres.
También a sus hijos.

Quiero poner una escena en ese libro donde el padre literalmente paralítico le diga a ese hijo que toda su vida lo culpó ni ellos mismos saben bien de qué: "Tengo miedo de todo lo que se mueve".
Y que los dos estén mirando el mar.

Hay una escena parecida en una película con Jack Nicholson, "Mi vida es mi vida", pero no la vi, me la contaron.

Wednesday, November 02, 2005

babushka, babushka

Qué ganas de ir a Mar del Plata sólo para preguntarle a Bush si es algo de Kate...