Tuesday, March 21, 2006

infancia en Argentina, 1975

Créase o no, en algunos lugares de la provincia de Santa Fe le dicen "excusado" a la letrina. Es un interesante caso de eufemismo. Me acuerdo de un viaje de estudio con la escuela primaria: en un bar, preguntamos por el baño y nos encontramos con esta palabra desconocida. "¿Hay un acusado en el patio?" preguntó una compañera, asustadísima. La misma, creo, que cuando vio un cartel que decía "Cerrado por duelo" salió corriendo, gritando: "Dale, vámonos, a ver si todavía nos pegan un tiro".

En la escuela, hacia 1975, nos aconsejaban que cuando anduviéramos por la calle no juntáramos nada del suelo porque podía ser una bomba. Una vez, en un camping, noté con pena que el miedo me impedía levantar unas piñas piñoneras caídas de unos pinos. Pedí consejo a una amiga. Nos quedamos mirando esas bolitas leñosas, con esas escamas como de caparazones de mulitas enroscadas, evaluando su capacidad de engaño, su potencial destructivo. No eran muy amenazantes. Pero "por las dudas, no", dijo ella al fin. Volví al ómnibus con las manos vacías.

Pero cuando jugábamos con mi prima, la posibilidad de una bomba era interesante: sonaba a aventura. Mi prima y yo éramos los agentes de CIPOL y salíamos por ahí a la hora de la siesta a buscar bombas para desactivar y micrófonos ocultos. Aclaro que eran ideas de ella, que era ella quien tenía la imaginación necesaria para trasladar a la realidad lo que veíamos en las series de misterio que daban todas las tardes en nuestros aparatos de TV en blanco y negro.

Ahora vive en Israel, mi prima.

Las bombas, los micrófonos ocultos, las pinturas rupestres en código y los documentos comprometedores estaban en la selva. Es decir, cualquier basura más o menos brillante o extraña podía hallarse entre los cañaverales que rodeaban la vía del tren, detrás de su casa: pilas, trozos de cable. Jamás encontramos nada parecido a un cadáver. Sí ropa tirada, pornografía y cosas por el estilo. Un día, en la pared del muro del fondo de la casa que daba a la vía, leímos tres letras pintadas: ERP. "Berp", dije. Mi prima, no me acuerdo si con un carbón o una tiza, dibujó una gran "B". ¿B de qué? "Bonito Ejército Revolucionario del Pueblo", dijo. Nos reímos.

Mi prima ahora descifra alfabetos mágicos en un país salido de un libro, donde vive. Ella y sus hijos dominan el arte de esquivar las bombas. ¡Y son bombas de verdad!

5 Comments:

Blogger Miguel P. Soler said...

Muy buen post. Redondo como una bomba.

En el 77, mi tía estaba en la secundaria en 5to año, viviendo su año de joda. A un profe particularmente de poco carácter, le habían dibujado una bomba en el pizarrón con una mecha muy larga y vueltera. Cuando ordenó borrar el pizarrón, uno de los "chicos", tomó el borrador y fue siguiendo la mecha desde el final de la línea hasta la bomba, morosa y divertidamente. Al llegar al final, todos los "chicos" gritaron al unísono: "booom!!!".

Linda jodita, linda anécdota para contar a los sobrinitos, pero el año, el contexto como le dicen, da que reflexionar. . .

Salutte.-

5:34 AM  
Blogger xenia said...

Claro que da que pensar. Como dije también en un comentario en el blog Dudo de Todo, cabe preguntarse cuáles han sido a largo plazo las consecuencias (sociales y macro, no digo ya individuales porque eso lo habrá ido tramitando cada cual como pudo) de crecer entre mayores que no podían contener nuestros miedos y angustias infantiles porque estaban aterrorizados ellos también. (Se hacían circular mitos urbanos como lo de las bombas de Montoneros en los jardines de Infantes, que, como apunta Diego en el mencionado blog, son mitos en los que alguna gente cree todavía y que hoy usan contra el gobierno como si fuese un argumento válido.) Y siendo que encima el terror, como dijo Martín Kohan en el Ñ del sábado, era parte de la normalidad...

7:17 AM  
Blogger werte said...

Sabés, a mi la fecha no me pega en la piel, me resulta algo abstracta, qué se yo, no estoy afectivamente enganchado a la fecha. En cima tiene algo de rememoración monumental... no sé. A mi casa fueron los milicos un par de veces, cortaron la calle, entraron, revisaron... pero yo tenía uno o dos años...
En fin, eso, y darme el gusto de dejar un comentario en Existir... :)

5:27 PM  
Blogger Gogui said...

Adhiero a eso último Werte. En fin, me encantó la historia, Xenia: tasl vez si se hubieran llamado BERP hoy los acots nos erían tan solemnes. Yo noe stoy de acuerdo ni con los feriados, ni los museos, ni las estatuas. Nadie necesita eso apra recordar nada. LOs que uieren olvidar lo harán, pero la verdadera leyenda se construye desde otro lado, no con los feriados.
Fijate en el Chavo nomás. Todo el mundo lo ama y noe xiste un "Día del Chavo del 8".

7:04 AM  
Blogger xenia said...

Puede haber memoria sin monumentalidad: una memoria de lo microscópico, lo ridículo, lo ínfimo. Y me parece que esa es la que vale. Como le dije a Florcita, no tengo una posición tomada a favor ni en contra del feriado, pero mi vagancia inclina la balanza más bien a favor...

1:06 PM  

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