Todo blog es póstumo.
Todo preso es político.
¿Qué es un blogger?
Disiento con Arcadi Espada (v. el Ñ de hoy): ni el blog es individual por definición, ni un blog colectivo es un oxímoron (o una paradoja, o una contradicción). Además, seamos rigurosos al hablar de blogs: las dos categorías que se contradicen aquí no son lo personal versus lo colectivo, sino lo individual versus lo colectivo, o lo personal versus lo impersonal. El blog sí es personal por definición (aún cuando sea periodistico, se trata de un periodismo cuasi novelesco-detectivesco, un periodismo en primera persona) pero eso no lo opone a lo colectivo, al contrario: ¿Qué es un coro, si no es un coro de diferentes voces? Lo colectivo como opuesto a lo personal es la monodia del coro griego, la peligrosamente idealizada multitud.
Un blog es individual por necesidad, por acorralamiento, por desesperación. A la panorámica poptimista del fenómeno blogueril que tiende la nota del Ñ de hoy cual piadoso manto sobre la realidad, hay que oponerle esa pregunta que nadie hizo: ¿qué lleva a un escritor a encontrarse solo en su casa con una PC y un módem, qué lo lleva a que todas sus posiblidades radiquen en eso?
El blog, en esto, se parece al suicidio. Uno no llega por casualidad ni por puro romanticismo a quedarse encerrado en el baño con un montón de agua tibia y una gillette. Son los errores tácticos cometidos, los pactos perversos acumulados, los castigos de silenciamiento aceptados, las culpas autoendosadas durante toda una vida de jugar al juego del poder del lado del que no corre con ventaja los que empujaron, por poner un caso, al poeta ruso Serguei Esenin contra el ya póstumo paisaje nevado de una ventana. Mi blog, por poner otro caso, nace de la furia homicida que siento ante esa metafórica puerta cerrada por cuya rendija entre la puerta propiamente dicha y el marco puedo ver los dos pernos malditos que la traban; era mi única puerta, y está cerrada (definitivamente cerrada) pero la rendija es lo suficientemente ancha como para pasar cada día un papel a su través, hacia afuera, y no hice todo tan mal; por lo menos, todavía, he conseguido que alguien lo abaraje y lo lea. Algunos escritores hemos sido asesinados en vida por nuestros propios colegas, y el blog es nuestro fantasma hamletiano. Pero todo héroe trágico es culpable, como decía una vieja canción: "It's nobody's fault but mine". Calma, calma, viejo lobo estepario del siglo XXI; la mala noticia es que sos un periodista muerto, la buena noticia es que podés ir tomándotelo con calma. El blog (mi blog; no soy quién para hablar por todos) es como si Antígona pudiera burlar a Creonte comunicándose con la polis desde su encierro. Como si Fortunato, a pesar de la broma de pésimo gusto de Montresor, pudiera tender un cable entre la húmeda bodega donde se halla emparedado, y el carnaval.
<< Home