Aguante(n) el calor
Esta falsa primavera es delicada. El aire es como una caricia. Lo mejor son los efectos sobre la memoria: llevo varios días reviviendo momentos de mi adolescencia. A lo mejor la luna influye. La sensación es la de disfrutar una gracia, una bondad del mundo mismo. Todo parece fácil y amable. La primavera que no es primavera se parece a aquellas primaveras que lo fueron doblemente: la de Praga en el 68 (no la vi, pero me la imagino), y la primavera camporista en el 73. En casa no éramos peronistas y en mis recuerdos se mezclan sentimientos de los dos bandos: el caos, pero también la utopía que animaba la alegría de los jóvenes, una alegría que no se repitió.
Hoy Déivid se quejaba de los rosarinos que se quejan del calor.
Yo lo comprendo.
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