Harta de cínicos...
...que le dan una oportunidad, una sola oportunidad, a lo otro, y que interpretan un simple error humano como una prueba incontrovertible de la naturaleza viciada de las instituciones y del universo en general. Como si sólo hubiera instituciones, no gente; un mundo allá afuera, monolítico, y no una diversidad de semejantes... para no hablar de las flores y las hojas, los pájaros, etcétera. Que no siempre son lo esperado y sin embargo todo sigue girando, pues no podría no girar.
Escribo esto por el disgusto que me da el que justo cuando estoy trabajando con gente amable, corrigiendo un proyecto dificilísimo pero interesante que no da guita a paladas precisamente pero que reditúa prestigio y además mimos en forma de emails cargados de admiración y simpatía, no va que una llamada de un cliente particular a quien parece habérsele venido el mundo abajo por un error mío en un laburo de edición suena y me amarga lo que queda de la tarde.
Y el mes pasado, con otro cliente de Rosario, lo mismo: una pifiada gramatical y ya el siguiente paso era elegir padrinos y armas. ¡Cínicos! Hacen del otro un Otro. O un Orto. Sí, este último ortotypo fue a propósito. A que se cae el cielo ahora.
A ver...
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