Thursday, March 02, 2006

Dr. Evil

una neurona empuja a la otra

Una ocurrencia ayer, en el instante de tiempo muerto en que esperábamos el ascensor, se interrumpía una conversación, de pronto hubo solamente silencio y la penumbra del palier: ¿cómo hubieran sido de distintos, de más felices, mis últimos veinte años si desde 1986 en adelante me hubiera parecido valioso algo que no fuese dinero... justo lo que no tuve? ¿Si todos estos años hubiera estado orgullosa de mis escritos en vez de estar avergonzada de mi pobreza? ¿Si mi atendible necesidad de cortar todo vínculo ideológico con una familia católica hasta el delirio no hubiera tomado la forma de la identificación con el estereotipo del judío malo...?

Llegó el ascensor, fuimos al videoclub, sacamos "Austin Powers" por $2. Con mi primo Andrés, mi único pariente sensato, compartimos algunos códigos (racionalidad, escepticismo, ética del trabajo: su independencia parece haber tomado la vía más productiva de la identificación con el estereotipo del buen protestante; aguante Max Weber) y algunos ritos: mirar videos o DVDs, comer fideos con salsa.
Trabajamos en lo mismo, además: edición de traducciones.

¿Estará en Internet el monólogo del Dr. Malo ante el grupo de autoayuda?
UPDATE: ¡¡¡Sí, está!!!

Dr. Evil (Mike Myers): The details of my life are quite inconsequential.
Therapist (Carrie Fisher): Oh no, please, please, let's hear about your childhood.
Dr Evil: Very well, where do I begin? My father was a relentlessly self-improving boulangerie owner from Belgium with low grade narcolepsy and a penchant for buggery. My mother was a fifteen year old French prostitute named Chloe with webbed feet. My father would womanize, he would drink, he would make outrageous claims like he invented the question mark. Some times he would accuse chestnuts of being lazy, the sort of general malaise that only the genius possess and the insane lament. My childhood was typical: summers in Rangoon, luge lessons. In the spring we'd make meat helmets. When I was insolent I was placed in a burlap bag and beaten with reeds, pretty standard really. At the age of 12 I received my first scribe. At the age of fourteen, a Zoroastrian named Vilma ritualistically shaved my testicles. There really is nothing like a shorn scrotum, it's breathtaking, I suggest you try it.
Therapist: You know, we have to stop.


Mike Myers, Austin Powers (1997)

FUENTE: http://www.whysanity.net/monos/evil.html