Wednesday, March 29, 2006

fractura expuesta

Hoy me contaron por teléfono la película que no fui a ver ayer. Hasta donde pude ver, el conflicto que expresa "Paradise Now", parece guardar cierta semejanza con ciertas broncas argentinas que llevan 3 décadas juntando pus.

A primera vista, la cosa es así: bajo la opresión, si seguís vivo es que te permiten vivir. Y si te permiten vivir es que sos cómplice: tu supervivencia es el premio que te dieron los opresores por tu complicidad. Si te sacrificás, en cambio, si te inmolás, desalentás así definitivamente toda sospecha de corrupción sobre tu persona. Sobre tu persona que ya no va a estar más, pero ese es el precio de la dignidad y de la integridad: tu vida.

Vaya dilema. Que vivir sea un crimen, que cometer homicidio contra uno mismo sea el único acto ético aceptable, ¿no es acaso una tergiversación de la moral en grado extremo? Es decir, ¿no se puede pensar la cuestión precisamente al revés de como se la pensó en su momento? A quienes se metieron bajo las baldosas en solidaridad con los muertos y luego, cuando salieron, sin preguntar ni indagar a fondo, hicieron de la mera existencia del otro un sinónimo exacto de colaboracionismo, y acusaron en consecuencia, ¿no se les podía argüir, acaso, que al sacrificarse ellos por mano propia les estaban regalando una baja al enemigo? En otro orden de cosas, más extremo, ¿qué es un joven palestino que se detona contra un tanque israelí, sino un muerto más, un ladrillo más en el muro de exterminio trazado por el enemigo?

¿Y cómo se puede NO ayudar al enemigo, cómo se podría NO darle el gusto? Si vivís, lo estás ayudando (a sostener su estructura con tu aliento); si mostrás obra crítica lo estás ayudando (a dar una imagen de gobierno democrático ante el mundo); si no mostrás ni decís nada lo estás ayudando a silenciar, si te matás lo estás ayudando a exterminar. Incluso si te vas, lo estás ayudando a expulsarte.

En fin, que un autoritarismo no deja salida. El autoritarismo crea dilemas de hierro, es decir, conflictos morales donde el bien absoluto es imposible. Sólo cabe, en tal caso, elegir el mal menor. Por definición, el héroe trágico es quien elige el mal mayor. Cabe destacar que un héroe trágico no es un héroe. Son categorías distintas. El héroe trágico es protagonista, sí, pero protagonista de una tragedia.

Por su parte, quienes eligen el mal menor, de heroico no tienen nada. No son inocentes porque la inocencia valía la vida, y a ese precio no, gracias, mejor ser culpables. Culpables en una bruma de culpa colectiva, bruma que cada 24 de marzo los brazos desclavados de sus cruces agitarán a falta de posibilidad de acción mejor.

¿Y para cuándo la piedad que sin duda les debemos?
¿Pero qué piedad arrimarle a quien pedía tu vida?

Tuesday, March 28, 2006

dialoguito friki

"Nosotros también fuimos desaparecidos",
exagera mi amiga.
No, le respondí, son ex desaparecidos
en el peor de los casos:
porque si desaparecieron
y luego reaparecieron,
entonces desaparecieron doblemente,
ya que desaparecieron primero ustedes,
y después ustedes mismos hicieron desaparecer
su propia desaparición.

Tuesday, March 21, 2006

infancia en Argentina, 1975

Créase o no, en algunos lugares de la provincia de Santa Fe le dicen "excusado" a la letrina. Es un interesante caso de eufemismo. Me acuerdo de un viaje de estudio con la escuela primaria: en un bar, preguntamos por el baño y nos encontramos con esta palabra desconocida. "¿Hay un acusado en el patio?" preguntó una compañera, asustadísima. La misma, creo, que cuando vio un cartel que decía "Cerrado por duelo" salió corriendo, gritando: "Dale, vámonos, a ver si todavía nos pegan un tiro".

En la escuela, hacia 1975, nos aconsejaban que cuando anduviéramos por la calle no juntáramos nada del suelo porque podía ser una bomba. Una vez, en un camping, noté con pena que el miedo me impedía levantar unas piñas piñoneras caídas de unos pinos. Pedí consejo a una amiga. Nos quedamos mirando esas bolitas leñosas, con esas escamas como de caparazones de mulitas enroscadas, evaluando su capacidad de engaño, su potencial destructivo. No eran muy amenazantes. Pero "por las dudas, no", dijo ella al fin. Volví al ómnibus con las manos vacías.

Pero cuando jugábamos con mi prima, la posibilidad de una bomba era interesante: sonaba a aventura. Mi prima y yo éramos los agentes de CIPOL y salíamos por ahí a la hora de la siesta a buscar bombas para desactivar y micrófonos ocultos. Aclaro que eran ideas de ella, que era ella quien tenía la imaginación necesaria para trasladar a la realidad lo que veíamos en las series de misterio que daban todas las tardes en nuestros aparatos de TV en blanco y negro.

Ahora vive en Israel, mi prima.

Las bombas, los micrófonos ocultos, las pinturas rupestres en código y los documentos comprometedores estaban en la selva. Es decir, cualquier basura más o menos brillante o extraña podía hallarse entre los cañaverales que rodeaban la vía del tren, detrás de su casa: pilas, trozos de cable. Jamás encontramos nada parecido a un cadáver. Sí ropa tirada, pornografía y cosas por el estilo. Un día, en la pared del muro del fondo de la casa que daba a la vía, leímos tres letras pintadas: ERP. "Berp", dije. Mi prima, no me acuerdo si con un carbón o una tiza, dibujó una gran "B". ¿B de qué? "Bonito Ejército Revolucionario del Pueblo", dijo. Nos reímos.

Mi prima ahora descifra alfabetos mágicos en un país salido de un libro, donde vive. Ella y sus hijos dominan el arte de esquivar las bombas. ¡Y son bombas de verdad!

Sunday, March 19, 2006

TEST: ¿está usted rodeado...

...de gente irresponsable... o que vive en hoteles?

Da como excusa, cierta, para no ir a una fiesta (de cumpleaños, de tarde, un sábado): "No puedo ir porque en mi casa se cortó el agua". Y ninguno de los invitados logra entender la conexión causa-efecto entre ambas cosas.

SÍ/NO

mis ex vecinos molestos...

...ahora, en Internet. Y en una entrevista por chat, contando qué hace la gente cuando los ve, pero no qué hace (o le surgen ganas de hacer) cuando los OYE...

(Yo, personalmente, pensaba en comprar una escopeta.)

Via Conexiones de Clarín

Thursday, March 16, 2006

TEST: ¿es Ud. un solitario?

Se entera de que el timbre de su casa no anda, por el cadete del delivery.

SÍ/NO

Tuesday, March 14, 2006

final

Bajé del colectivo acordándome de ellos, de esos tipos. Me imaginaba diciendo, explicándole a alguien: "Eran todo, para mí".
Caminé unos metros y justo estaban. No me vieron. A uno de ellos, a quien no veía desde 1997, me alegró verlo bien, rejuvenecido y contento. El otro, que con los años y una ayudita de la cultura pseudo-corporativa cínica que irrevocablemente desarrollan ciertos intelectuales ("¡Estamos en la Empresa, en la picadora de carne!" bullshit...) se fue convirtiendo en mi peor enemigo, tampoco me vio. Su presencia parecía alegrar tanto a mi otro antiguo amigo, que por primera vez no lamenté haberlo asesinado.
Seguí de largo. Tenía que ir a trabajar. Por fin lo he logrado: mi profesión, dinero, respeto de los colegas, un espacio de trabajo cómodo y amable. Seguí de largo como hubiera seguido luego de despertar de un sueño. Como en esas películas donde se desencuentran, pese a coexistir en un mismo espacio, dos universos paralelos: así.


UPDATE (después de cobrar): Bueno... lo de "dinero"... es un decir...

Saturday, March 11, 2006

últimas palabras

RIIIIING...
¡Por fin, el delivery!

Friday, March 10, 2006

un día en la vida

"Lo real crece, lo real avanza. Un día todo será real, y cuando todo sea real, será el fin" (Jean Baudrillard)


Salí de dar el fallo con los otros dos integrantes del jurado y me fui al diario, y dije que tenía un rato libre. Justo había trabajo para hacer. "Vayan ahora", dijo la jefa de sección. "Total al fotógrafo le reconocen el ticket".

Salimos del diario y paramos un taxi. El taxista tenía el pelo largo y deshecho, una camisa de colores brillantes de varias temporadas veraniegas atrás y una flacura, y una piel curtida, como si lo hubiera ido quemando alguna droga no de este mundo, alguna sustancia infernal. Se me ocurrió que quizás parecía un personaje de alguna película de Jarmush: el rol de marginal, sobreactuado por algún limadísimo músico de rock. El taxista hizo los comentarios de rigor sobre el clima, a los que respondió el fotógrafo, y síguió manejando un trecho en silencio. Cuando tomó la avenida del túnel, él y el fotógrafo intercambiaron algunos breves comentarios sobre el coche. Un camión venía acercándosenos, por otro carril a nuestra derecha. El conductor del camión se arrimó al taxi, saludó al taxista, y el taxista le gritó: "¡No está muerto!" "¿Qué?" preguntó el camionero. "¡No está muerto, está en coronaria!" El fotógrafo me dirigió con disimulo una mirada de asombro, casi un gesto de signo de pregunta. El camión quedó atrás y el taxista se puso a explicarnos que hablaban de un compañero. ¿Qué le había pasado? ¿Accidente? preguntamos al unísono. No, era pintor de obra. Estaba lo más bien y de pronto se frenó, o algo así dijo el taxista. Tiene mal un riñón y un pulmón. No fumaba. ¿Habrán sido los diluyentes? Tomaba mucho, dijo. No entiendo porqué le pasó eso, dijo. ¿Será la bebida? Claro, es la bebida, dije. El camión volvió a alcanzar al taxi. "¡Está en coronaria! ¡Hay que ir a visitarlo! gritó el taxista, a través de dos ventanillas bajas, la suya correspondiente al asiento del acompañante y la del conductor del camión. "Tiene más de cincuenta años, menos de sesenta", nos contaba el taxista. "¿Me hace un ticket, maestro?" dijo el fotógrafo.

La nota era una muestra de documentación y obras de un pintor de caballete que primero se había pasado al arte de vanguardia, de ahí al arte político, de ahí a la política pura, de ahí al sector prensa del Partido Revolucionario de los Trabajadores/Ejército Revolucionario del Pueblo, luego a su fuerza armada, y por último había muerto asesinado por la policía junto con otros cuatro compañeros en un campo de práctica de tiro cerca de Clarke, provincia de Santa Fe, el 11 de octubre de 1975. El fotógrafo fotografió sus insignias de teniente del PRT/ERP: una estrella azul de cinco puntas bordada sobre un galón caqui de gabardina Ombú.

Después volví al mismo restaurante donde nos habíamos reunido más temprano los integrantes del jurado, y donde había quedado en reunirme para una clínica de obra con un escritor y guionista joven que está tratando de escribir una novela de ciencia ficción: qué pasaría si la realidad virtual fuera un producto y se pusiera a la venta y toda la realidad real, de a poco, fuese siendo transformada por el producto. Me dejó un borrador de veinte páginas.

Escribo esto mientras espero el delivery de la rotisería.
¿Qué pasa, que no viene?

Thursday, March 09, 2006

mis ladrillos

Alegoría viyera del lit-log (1)

Acá la cosa es así: acá se amasa el ladriyo, viste. Uno por uno amasamo lo ladriyo, y indispué se levantamo la casa grande. Lo ladriyo lo amasamo acá, la casa la levantamo ayá, mirá, ayá. ¿Te tengo que esplicar por qué amasamo el ladriyo en un lao y levantamo la casa en otro lao distinto? ¿So gil, vo? ¿Vo te creé que la casa la sacamo del barro así nomá toda entera, como crió el mundo Dió, que la sacamo así?
No, no me toy poniendo nervioso, te estoy nomás esplicando, dejame que te esplique. Lo ladriyo, uno por uno, uno por uno lo amasamo losotro. Le ponemo fecha, ve. El de abajo e de ayer. Asemo uno por día porque pa más el barro no nos da. Con la poca agua que ai, no podemo aser barro pa má de un ladriyo diario. Pero quedate bien tranquilo, que cada uno desto ladriyo si está bien echito, pa las casas va, es pa la casa grande. Si vo mirá día a día lo que asemo losotro acá, con lo ladriyo, viste, es como si verías la casa que vamo a aser ayá pero de a poquito, no toda junta.
¿Mentendiste aora, pibe?
Tonce no cascotié má, ¿okey?


(1)= LIT-LOG: Blog literario.

Wednesday, March 08, 2006

mi homenaje...

...en el Día Internacional de la Mujer, a mi querida abuelita, Elvira Fontá (1900-1976), egresada de la Facultad de Bioquímica de la UNR en 1920, y (hasta donde puedo saber) la primera mujer rosarina en obtener un título universitario. Mi papá contaba que le tiraban piedras cuando iba a la Facultad. Mi tía Susana Martorano cuenta que mi bisabuela trabajó de lavandera para ayudarla a pagarse los estudios. Mi abuelita ejerció como farmacéutica y también fue directora de escuela. Se casó dos veces, y enviudó otras tantas. Ella me contaba que le hubiera gustado, de chica, andar por la calle silbando, con las manos en los bolsillos de los pantalones.

Monday, March 06, 2006

acertijo

Fui a visitar al matricida. No hoy, ni ayer; fui hace varios años, catorce años. Ya debe haber salido. Tenía el pelo cortado al rape y un mameluco gris que de tan sobrenaturalmente bien lavado parecía un uniforme de cárcel, aunque aquello era una alcaldía y los únicos uniformados eran los canas. Tomaba serenamente mate. Creía todavía en las virtudes de su fuerza, y me estuvo hablando de eso; es decir, de la fuerza armada a la que había pertenecido hasta que, como gustaba decir su abogada defensora, la madre buscó la muerte a manos del hijo.
Yo iba con una pregunta: ¿era necesario?
La formulé así: ¿por qué?
"La vida así lo quiso," dijo.
Entonces le propuse el acertijo. Yo, que creía en la libertad, a un preso, le mostré el famoso acertijo: cuatro fósforos, dos verticales y uno horizontal en ángulo recto con los otros dos, y uno vertical en el medio, formando una pala cuadrada. Adentro, una moneda. Pregunta: cómo sacar la basurita de la pala moviendo sólo dos fósforos. Respuesta: corrés el fósforo horizontal hacia un lado, hasta que su punta toque el fósforo vertical de abajo, que ya no representará el mango sino el borde de la pala. Al fósforo que queda suelto, lo cambiás de lugar y lo convertís en el otro borde. Así, la pala cambia de sentido y la basura, o la moneda, queda automáticamente afuera. Moraleja: correrse hacia un costado, reconfigurar la Gestalt, y nos libramos de la basura. Hacer periferia de lo que parecía el centro, y viceversa. Confiar en la propia capacidad de reconstruir las cosas a un costado, de dar vuelta el mapa como Torres García, para que ese costado se convierta en centro, y nos libramos, sí, nos libramos de la basura. Mudarse llevándose con uno todo lo bueno, y dejar, donde estaba, la basura. Los que no aman, donde estaban. Los que no trabajan, donde estaban. Los que no disfrutan, donde estaban.
Yo creía en esto entonces. Tengo que creer ahora.

Thursday, March 02, 2006

Dr. Evil

una neurona empuja a la otra

Una ocurrencia ayer, en el instante de tiempo muerto en que esperábamos el ascensor, se interrumpía una conversación, de pronto hubo solamente silencio y la penumbra del palier: ¿cómo hubieran sido de distintos, de más felices, mis últimos veinte años si desde 1986 en adelante me hubiera parecido valioso algo que no fuese dinero... justo lo que no tuve? ¿Si todos estos años hubiera estado orgullosa de mis escritos en vez de estar avergonzada de mi pobreza? ¿Si mi atendible necesidad de cortar todo vínculo ideológico con una familia católica hasta el delirio no hubiera tomado la forma de la identificación con el estereotipo del judío malo...?

Llegó el ascensor, fuimos al videoclub, sacamos "Austin Powers" por $2. Con mi primo Andrés, mi único pariente sensato, compartimos algunos códigos (racionalidad, escepticismo, ética del trabajo: su independencia parece haber tomado la vía más productiva de la identificación con el estereotipo del buen protestante; aguante Max Weber) y algunos ritos: mirar videos o DVDs, comer fideos con salsa.
Trabajamos en lo mismo, además: edición de traducciones.

¿Estará en Internet el monólogo del Dr. Malo ante el grupo de autoayuda?
UPDATE: ¡¡¡Sí, está!!!

Dr. Evil (Mike Myers): The details of my life are quite inconsequential.
Therapist (Carrie Fisher): Oh no, please, please, let's hear about your childhood.
Dr Evil: Very well, where do I begin? My father was a relentlessly self-improving boulangerie owner from Belgium with low grade narcolepsy and a penchant for buggery. My mother was a fifteen year old French prostitute named Chloe with webbed feet. My father would womanize, he would drink, he would make outrageous claims like he invented the question mark. Some times he would accuse chestnuts of being lazy, the sort of general malaise that only the genius possess and the insane lament. My childhood was typical: summers in Rangoon, luge lessons. In the spring we'd make meat helmets. When I was insolent I was placed in a burlap bag and beaten with reeds, pretty standard really. At the age of 12 I received my first scribe. At the age of fourteen, a Zoroastrian named Vilma ritualistically shaved my testicles. There really is nothing like a shorn scrotum, it's breathtaking, I suggest you try it.
Therapist: You know, we have to stop.


Mike Myers, Austin Powers (1997)

FUENTE: http://www.whysanity.net/monos/evil.html