a Lot of Job
Amo mi trabajo. Pero lo que más me gusta es cansarme.
Ya es suficiente esfuerzo mantener día a día la forma humana, evitar deslizarme a embrión, simio aullante o ameba gigantesca: un peligro que corremos quienes por no transar con los carcelarios códigos de honor atopianos hemos quedado al margen como líquenes en las paredes. Para sobrevivir en esas grietas de menos de un milímetro, hay que funcionar incesantemente. Ya me pasó tres veces, que me tomo tres días de descanso y mi mundo se derrumba. Remontar la caída me lleva (año más o menos) un lustro. Cuando lo consigo lo festejo con tres días de descanso... y vuelta a empezar.
Mis únicas pasiones son el terror y el cansancio.
Pero de las dos, prefiero el cansancio.
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