malas compañías
La psiquiatría cooptada, los débiles estigmatizados, todo por un puñado de dólares más para la industria farmacéutica. El problema de tocar estos temas es que se corre el riesgo del aislamiento social absoluto. En mi caso, más que riesgo, es una condena cierta: el lado bueno del ostracismo definitivo es que ya no pierdo nada tocando estos temas, así que sigo. Para continuar con la idea del post anterior, aporto el enlace a dos notas en Página/12 sobre "el caso argentino".
Parece que acá no cunde el modelo biologicista de "enfermedad cerebral", que para nuestra cultura es casi indignante ("Vos estás mal hecho", le dice el archivillano sociópata a Darín en El Aura, y Darín se encarga de que sean sus últimas palabras). Entonces, si hemos de creerle a cierto investigador de Harvard citado en las notas en cuestión, el laboratorio que fabrica el Tranquinal aprovechó nuestro verso más creíble, el de la "crisis", para psiquiatrizar la malaria del 2001 y fabricarse clientes. Ese año, la "Semana de la Ansiedad" fue un éxito. Gracias a ella un montón de argentinos que hasta entonces estaban amargados y nerviosos por la falta de laburo y de plata, recalaron alarmados en consultorios psiquiátricos y salas de guardia de hospitales, donde fueron diagnosticados y empastillados.
Lo que no siempre se divulga como se debiera es la siguiente polémica: ¿es peor el remedio que la enfermedad? El tema es complejo, pero provisoriamente la evidencia de que dispongo me llevaría a contestar a esta pregunta con un gran SÍ: Sí, es peor. Y además hay abundante literatura sobre el tema, tanto testimonial como científica, que refuerza la idea de que efectivamente los antidepresivos y ansiolíticos desestabilizan la química cerebral y a la larga producen, en forma crónica, la misma enfermedad que dicen combatir (o la contraria, con lo cual se fabrican bipolares, clientes farmacológicos perfectos ya que tienen que tomar medicación de por vida). Un diagnóstico es un viaje de ida: no te subas. Para mí no hay ansiedad ni angustia que un buen té de tilo (25%), manzanilla (25%), menta (25%), melisa (15%) y cedrón (10%) -o un buen porro si la marihuana fuera legal y confiable- no aliviara o alivie. (La fórmula citada es de "Ensueños", de Taragüí. Lo venden en el supermercado.) Si no zafo con eso, es que no hay remedio; habrá que escribir un buen poema trágico...
Sí, habrá que escribir un buen poema trágico y resignarse. UPDATE PARA MALPENSADOS (enero 2006): Sí, YA SÉ lo que estás pensando... Ahora bien, ¿Qué pasa si luego de cojer como los dioses paganos TAMPOCO te podés dormir? Cuando, independientemente de quién te acompañe o cómo, el sueño TARDA en llegar. Y no se sabe por qué, el sueño es como un Charly García que hace su aparición 2 hs. tarde con una sonrisa: "jódanse por acostarse temprano, ja, ja". Y es a esa demora a lo que habrá que resignarse, más allá de con quién o sin. Cuando digo angustia o ansiedad no me refiero a lo que vos estás pensando, no. En realidad este post fue una respuesta a los emails de un amigo médico que insistía con una creencia ciega en la farmacopea química.
UPDATE: ¿O porqué no uno cómico? Acabo de encontrar un blogger español que parodia a Lou Marinoff: "En el siglo XXI, si en el colegio un niño más grande te da de hostias, vuelves a casa y caes en una profunda depresión. Dicen que, así a ojo, hay un huevo de niños deprimidos... En las últimas décadas, ese niño ya no sólo tiene depresión, sino que sufre el 'trastorno del niño que recibe una somanta de hostias diaria'... Si tus padres van al terapeuta y le dicen que no creen que tengas un 'trastorno del niño que recibe una somanta de hostias diaria', el terapeuta les dice que tienen un 'trastorno de negación de un trastorno del niño que recibe una somanta de hostias diaria'. El psiquiatra os receta a todos tres cucharadas de Prozac al día y hala, a tomar por culo." (El post completo, clickeando acá.)
UPDATE al UPDATE: quedó lindo este post.
Le faltaba esa vueltita de tuerca...
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