Por Gonzalo GarcésArtículo publicado en
Qué Pasa (Chile)
"Hace unos años, en España, participé en un encuentro de escritores. Una de las ponentes nos explicó largamente los goces de escribir una novela en formato blog, que había llamado eufónicamente
blogísvela antes de decantarse por
sívela —'lo contrario de
novela, ¿me captan?'—, palabra que expresaba el carácter positivo, democrático y antipatriarcal de este medio. Fue como una epifanía: de golpe comprendí que aun sin ordenador se puede hacer literatura blogger: es decir, hecha de juegos de palabras bobos, complaciente, aburrida y banal.
"No voy a contar la historia del 'fenómeno blogger', que es bien conocida: quienes se hayan perdido sus comienzos habrán notado su presencia a partir de 1999, cuando salió al mercado el formato de blog o bitácora online que permitía, por fin, gritarle al mundo los datos silenciados sobre nuestras ladillas y sabañones, publicar las fotos más borrosas de nuestro hamster o insertar un enlace a una noticia bien redactada e investigada para poder comentarla con faltas de ortografía y sin saber de qué se habla. Y quienes se hayan perdido esos regalos no pueden ignorar los artículos, conferencias y debates en TV que en estos días llevan títulos como 'Shakespere y el lenguaje blog', 'Estética del blog', 'Gracias, blog mío', etcétera.
"No tengo nada contra los blogs. Ciertas bitácoras periodísticas, las que reúnen material sobre un tema o cuelgan artículos que nadie más se atreve a publicar, me parecen necesarias y para ellas no tengo sino gratitud. Lo que me subleva es el aire santurrón con que tantos bloggers hablan de sus devaneos. El pomposo dislate de prestarle virtudes intelectuales o estéticas a una herramienta. Basta perder un par de tardes en la red para comprobarlo: el blog tiene una sola virtud, es barato. De ahí en adelante es cuesta abajo, empezando por su escalofriante facilidad para inundar con idioteces todo intento de pensar de veras. Recuerdo que en España, en los días frenéticos que siguieron al atentado terrorista de 2004, el admirable Escolar.net sirvió para canalizar la información como ningún medio oficial lo hacía. El 12 de marzo un post anuncia, crucial: ETA niega ser responsable de los atentados. Hay 21 comments. Me lancé a leer esos testimonios de la ciudadanía indignada. Cuál no sería mi sorpresa al ver que más de la mitad eran proverbios o sentencias en inglés —'O, life is a cycle of songs!'— firmadas por un tal 'Penis Enlargement'.
"La tara del formato blog lleva un nombre: trivialidad. Y cuando se trata de blogs literarios, esa trivialidad azota como un huracán. No es raro que los posmodernos que hasta el año pasado releían a Barthes sin saber bien a qué aplicarlo ahora se llenen la boca con la blogosfera, ese espacio “fugaz” de “autor sin obra”, lo que despojado de cacareos franceses significa que está rebueno que todos puedan publicar lo que les dé la gana, sin tener que ajustarse a criterios de belleza, inteligencia o veracidad y sin que importe que en diez segundos pase al olvido. Y tienen razón: está rebueno. Lástima que a esa fugacidad y a esa banalidad necesiten consagrarla como el arte ineludible de nuestro tiempo. No quieren abolir la jerarquía literaria: quieren ocupar, a fuerza de mesas redondas, el tope de esa jerarquía. Y lo siento, pero si es por pisotear la inteligencia, ya el mercado editorial se ocupa de eso; y si es por jugar el antiguo juego, el de 'quemar el corazón de los hombres con la palabra', también hay alguien que lo hace mejor, la literatura.
"Mientras espero que Umberto Eco dirima el asunto en un ensayo, aquí van algunas constataciones:
"Que excelentes escritores tienen blog. Beatriz Vignoli cuelga en el suyo algunos de los mejores poemas que se escriben hoy en español. El mexicano Tryno Maldonado era concido por su blog antes de serlo, con justicia, por su novela
Viena Roja. Álvaro Bisama, uno de los mejores críticos literarios de Chile, bloguea. Todos producen textos redondos, precisos, que bien pudieron escribirse en una Underwood antes de pasarse al blog, y en algún caso lo fueron. Lo que confirma las bondades del blog como medio y su nulidad como género en sí.
"Que aquellos que, al contrario, escriben sólo por el blog y para el blog, suelen hacer gala de una escritura extrañamente cohibida. Uno pensaba que el anonimato, la falta de censura, propiciarían relatos de salvaje sinceridad, un modo nuevo de desnudarse, noticias inauditas sobre la conciencia humana. Pero no. Las amas de casa dicen que los niños por suerte bien, los estudiantes de letras que Bush es malo, los escritores de fin de semana que como Bukowsky no hay. El blog, por ahora, no trae diversidad al mundo: lo aplana.
Que apenas termine esta nota pienso colgarla en mi blog."