Tuesday, October 30, 2007

The Battle of Wuthering Heights

(soliloquio de Heathcliff)

Vadear ahora la sangre del corazón,
su hondura tibia. Ni avanzar ni rendirse,
nada aquí
que ganar o que me pertenezca
salvo saber que moriremos todos
y desear abrazarte al resplandor
fosforescente
de esa conciencia; no estar solos allí.
Temiendo acariciar -hiriéndote-
esto que ambos sabemos,
corderos ambos;
temiendo tu dolor, su dulce sombra,
temiendo gozar el eco de mi muerte en tu cuerpo
me detengo, Catherine amada,
me clavo en el agua del tiempo,
le cedo el paso al miedo de cruzar
el desierto de mí
y soy mi páramo.

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Monday, October 22, 2007

día del cuis

Mientras tipeo, copiándolas de un papel donde las escribí a mano porque ya no confío en los diskettes ni en los CDs, las últimas erratas de la última prueba de galera de mi próxima novelita de la saga de Atopia que entra en imprenta mañana y sale de imprenta el jueves, me consuela de mi carencia temporaria de Internet el ser testigo de la discusión que tiene lugar en el cyber de la Shell: ¿lloverá o no lloverá? "Boludos, no", pienso para mí. Porque antes de salir vi que uno de los cuises de Déivid, Rita la Salvaje, estaba en el balcón. Y si una cuisa precavida como la Rita sale al balcón es que NO va a llover. Al principio no confié tampoco en ella y me decidí a llevar el paraguas sí, los nuevos lentes de sol que compré en el shopping Alto Atopia, no. O una cosa o la otra. Pero un claro entre las nubes me hizo confiar en Rita: volví sobre mis pasos y, para no subir de nuevo las escaleras, dejé el paraguas bajo llave en nuestro buzón.
Ayer, además de gafas nuevas, compré dos discos de jazz para mi madre, Peter Gabriel 1 para mí y una botella de agua mineral. Encontré en la calle, tirado, un traje negro. Escondí mi CD y mis gafas en la mochila porque me la vi venir. Y vino igual: "¿A esa botella de agua mineral, la llenaste de agua de la canilla o la compraste?" me preguntó mi madre. Sé que lo virtuoso (conociéndola desde hace 42 a. como la conozco) hubiera sido mentir, decir que la saqué de la canilla. Pero no. Le dije la verdad: le dije que la había comprado en el shopping. Era obvio que odió la palabra "shopping". Tampoco, parece, le gustó mucho saber que tengo cuenta corriente. En el camino de vuelta a casa, sentí que recorría un loop temporal que iba desde el siglo XVII al XXI. Salvé mi honor robinsoniano al descubrir, esta mañana, que a Déivid el traje le iba que ni hecho a medida.
Por esa jodita del traje perdí valiosos minutos que no me hizo recuperar un taxista vengativo, empecinado en hacerme llegar tarde a propósito en vista de que yo había pretendido apurarlo con lo que desde su punto de vista debían ser soeces ínfulas de primermundismo. Le expliqué eso, a las 11:05, al funcionario municipal con quien debía entrevistarme a las 11:00 y que me declaró extraoficialmente "ininstitucionalizable".
Después ven todo esto en una novela y dicen "qué imaginación".

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Saturday, October 13, 2007

el pájaro mismo

El poeta nativo Chang Tung
imitaba el canto de los pájaros.

Otros poetas componían variaciones;
pero Chang Tung, él cantaba siempre igual.
A donde iba, imitaba a los pájaros.
Su monotonía ofendía a los funcionarios.

¿Pero no es acaso así como canta
el pájaro mismo?
Siempre la misma canción.

Bienaventurado Chang Tung,
indistinguible del ave.

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Sunday, October 07, 2007

sobremesa

El poeta Dann no era tan viejo.
Ansiaba, sin embargo, presidir
la sobremesa. Mas no tenía discípulos.

No le pertenecía la paciencia
de cultivar lo verde. Él creía
que la verdad brotaría de su boca
cuando hubiera bebido lo suficiente.

"Mi guerra fue esperarlos", dice a Ran,
sentencioso, aferrando su vaso de sake.
Ran cuenta en un haiku cómo cargó
a otro guerrero que se desangraba:

lo cuenta y sus hombros tiemblan.

La insolencia de Dann es demasiada:
reprendo al viejo indigno. Ahí sentado
en su trono sin reino, nuevamente
ebrio, batalla contra fantasmas.

La suya es una primera línea inútil,
sin retaguardia, porque nadie lo sigue.
Dann comete un mismo error dos veces
pero sigue creyendo que tenía razón.

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Saturday, October 06, 2007

viernes

Total success la lectura en el Festival Internacional de Poesía. No tuve tiempo ni de postear un aviso acá. De 7 a 10 AM estuve revisando una traducción de un manual de tácticas de guerra, cosa muy útil para impresionar luego en alguna mesa de poetas con mis conocimientos generales de estrategia. Dentro de ciertos límites: el tipo de imágenes de guerra imaginaria que le gustan a la gente que nunca estuvo en una de verdad. Mi libro Itaca (2004) encontró sus lectores. Esa es la buena noticia. La mala es que está agotado. La otra buena es que lo reeditaré como sea. A pedido, a mano, uno por uno. A mandarlo por correo, a pagar via transferencia. Elegí fragmentos de Itaca pensando en los "Haikus de guerra" que Martín Raninqueo leyó el jueves. Él justo leía a esa hora en otro lado y no los escuchó, y no pude darle el libro. Se lo mando por email. De Soliloquios, que acaba de salir, no tenía suficientes ejemplares. Sólo pude poner tres a la venta. Y se vendieron. La gente se abalanzó a comprarlo. Podría haber vendido veinte o treinta en minutos, de haberlos tenido. Yo no lo podía creer. Esas son las cosas que uno lee que le pasan a otra gente. A Beck, a tipos así. Me pasó a mí.

Pude decirle a Raninqueo la culpa que sentí en 1982. Culpa por tener comida, abrigo y mi familia cerca. Mientras ellos estaban allá. Pude decírselo.
Patético D'Anna jactándose ante él de su miedo de 1976 -tono épico, JB en mano.
"Un problema, acá, las generaciones", murmuraba.

De 11 a 16 de ayer terminé de desgrabar y traducir mi entrevista a Allison Hedge Cooke del Rosario/12 de hoy. Grabamos la entrevista anteayer en el Club de Pescadores. "Te estuvo hablando", dijo al fin Allison, señalando un gorrión detrás mío. También descubrió su nido.
Y hoy, en la cinta no cesaba de piar un gorrión.

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Monday, October 01, 2007

por fin...

...me decidí a ir al médico. Acaso bajo la influencia del libro que empecé a leer, "Amor líquido" de Zygmunt Bauman (regalo de mi amiga Delia) volví al mismo gastroenterólogo del año pasado.

Se acordaba de mí. Lo noté cambiado: adelgazó y tomó sol. Era un gordito paliducho y ahora, flaco y tostado, se parece a Johnny Depp. Me alegra que sea joven y bello, porque temo que voy a necesitarlo durante los próximos, digamos, 20 años.
Pintaron de verde la cafetería del hospital. Ahora el verde del césped de los partidos de fútbol resuena, por así decirlo, en las paredes, y hace un lindo contrapunto al de los árboles del patio que alcanzan a verse desde adentro.

"Amor líquido" es un canto a la lealtad: el libro que hay que leer antes de comprar un terreno y ladrillos, o volver al país natal.

Y quizás también por eso me decidí a escuchar "Midnite Vultures" de Beck, que finalmente bajó via Azureus (aunque se tomó su tiempo).
Me encanta.
Es 50% cool y 50% freak.
¿Cómo decirlo en mi lengua natal?
Es una fiesta, es una bocha espejada dando vueltas, son luces estroboscópicas, gente demente bailando con ropa de feria americana de los años setenta con estampados de formas espiraladas color naranja y fucsia.
Es la música que pienso poner en mi próximo cumpleaños.
Beck, por mí podés creer en los platos voladores, casarte con tu hermana o con tu madre, no me importa.
Ya sé que es todo robado. No importa.
Te perdono todo.

Hoy mi nuevo experimento bioquímico se llama DOLOFRIX.
¿Cómo explicar la experiencia Dolofrix?
No sé. Es inefable.
60 mg de codeína. No hay forma de imaginarlo.

Como dice Gogui: llegamos tarde a todo.

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