Thursday, January 12, 2006

gotta get organised

La bolsa o los alvéolos: justo que empieza a haber aire puro en los bares (AHORA se controlan, guachos...), justo ahora, decía, el cafecito rosarino se fue a 1,50.
Valía, acaban de explicarme, un peso hace un año.
Y no sólo eso: a lo mejor la ropa que llevo puesta es ya anacrónica. Como las camisas de los personajes de ex convictos que hace De Niro en Cabo de miedo y en Jackie Brown: la forma de mostrar el paso del tiempo en el encierro, fuera de la calle, es con esas camisas leñadoras o hawaianas que de paso lo hacen parecerse a Travis Bickle, o tal vez a sí mismo.
Sigo buscando pasatiempos baratos. Aprendí a jugar al Shitsack y a Carta Blanca. Incluida una regla inventada por Déivid: cuando salen tres seis seguidos, hay que tomar, porque six six six is the number of the Beast. Le pregunté si era amigo de Bruce Dickinson como alega serlo F. Kansas (más conocido en casa como El Pelotudo) y él se sorprendió de que justo hoy saliera una foto de Bruce Dickinson en El Atopiano. También salió, no recuerdo ya en cuál diario de hoy, la noticia de la mujer a quien su perro le comió un pedazo de cara. Se la hizo hacer nueva y ayer a la mañana fue a comprar el diario; dice que no la miraron raro. ¡Éxito del transplante de cara! Esa iba sin foto.
Hoy me levanté a las 6:30, hice 2 horas de cola para pagar mis impuestos, y nos quejamos con un mini piquete de contribuyentes de que hubiera sólo 2 cajas; más tarde estuve hojeando una revista Cosmopolitan y me encontré con esta frase: "Te empezás a parecer a tu mamá si vas al supermercado bien temprano, con la fresca, y a la hora de pagar te quejás de que haya sólo 2 cajas". Mierrrda.
Me agarró cansancio ajeno cuando leí todo lo que tenía que hacer una mujer de 30 para conquistar a un hombre, para "no espantarlo" (se vuelan de súbito, cual pajaritos), o para sacárselo de la cabeza si el tipo resulta ser un loco y la atormenta. ¿De qué hombres estarán hablando? De ricos, supongo... Frase escalofriante: "Yo soy una mujer común y lo asumo sin complejos". Fantástico. No es perfecta y se la banca. Lo dice como si dijera, no sé, "me falta una gamba y eso no me acompleja". Se "aguanta" ser común, qué grosa, ¿no? Se mira al espejo, no ve una diosa, y no por ello se suicida. Bien. Se supone que Cosmo está para alentarnos, para destruir nuestras inseguridades: pero su lectura puede producir exactamente el efecto contrario. Es como el programa de Carta Blanca que viene en la PC: está armado para que no le ganes nunca a la máquina. O para que le ganes si sos Karpov y tu PC no se llama Deep Blue.
Jugar al Shitsack con naipes de cartulina plastificada de esos que se agarran con la mano, en cambio, es infinitamente más divertido porque revela, de lo real, no sólo sus imposibilidades sino las buenas rachas, tus intuiciones salvadoras, las torpezas del contrincante, en suma: lo posible.
Sorprende hallar, de lo real, lo posible.
No sé a qué venía todo esto.