Fausto,
o de los unicornios
¿Cuánto tiempo, cuánto preguntaste,
cuánto fue
el clavo la pregunta
y tu preguntar los martillazos?
Con un cuerno en la frente,
con diente de narval
horadabas, todo lo inquirías;
las aguas del silencio debían rendirse.
Transitabas el mundo, interrogábaslo.
Como si la pregunta, la pregunta
excavara tu túnel:
horror ante el vacío que se abría.
Así avanzabas,
así creías avanzar.
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