ano novo
Me gusta más el Año Nuevo que la Navidad: es más desértico, menos permeable a la memoria involuntaria, a la impredecible hecatombe afectiva interna o a la búsqueda desesperada de significaciones (¿qué merda querrán decir un pino verde, un bonete rojo, etc.?), menos sensible a la nostalgia, al exceso y a la mitología en general. Año nuevo es limpiar el escritorio, comprar la agenda nueva, eludir balances y promesas, chocar la copita de champán o de sidra con alguien, a las doce (ni un minuto antes, ni un minuto después), oír los fuegos artificiales, y ya. Para borracheras y esas cosas ya no da el físico. Para promesas y balances tampoco. (Propósito: ¡el gimnasio, el gimnasio!) Año nuevo es un filo nítido, un borde de calendario como el confín de un mapa, un número metálico que hace ¡clac! en todo el universo; un ruido, y después un silencio. Y después vuelve el rumor normal. No hay preguntas místicas por lo preexistente, ni dolor por los muertos familiares de hace ya muchos años, ni el horror de su ausencia, ni pantagruélicas mesas de comida (el calor ayuda a zafar con sanguchitos y ensaladas), ni resquemores ante los amigos ateos o de otras religiones no cristianas, ni ante nosotros mismos que perdimos la fe, ni montones de emails que nos avasallen con invocaciones al amor de la humanidad o con un cinismo negrísimo en contrario. En año nuevo uno llama a los que no dan el perfil para el saludo navideño: colegas, lazos más distantes. El Año Nuevo es burgués, racional, transparente, civilizado, moderno, liberal: un cheque en blanco. No nos da la culpa progre que nos agarra con la Navidad (¡uy, esto es CATÓLICO! ¡No, peor, es PAGANO!) y sí un leve asombro: el clac del número, la fugacísima luz de una bengala.
UPDATE (24 horas más tarde): ¡Mentira! En Año Nuevo uno EMPIEZA llamando a los que "no dan el perfil" (?)... y el 31 ya cazás el tubo por los hermanos del alma.
Quiero decir, el tubo del teléfono.
Música: "I'm getting sentimental"
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