Thursday, June 16, 2005

Navegar es preciso

(vivir, no tanto)

Notas sobre el blog como un nuevo género... ¿literario?



La palabra "literario", en el sentido de los géneros tradicionales, le queda antigua al blog, que es revolucionario por su propia naturaleza técnica, como lo fueron en su momento la imprenta de Gutemberg, o la fotografía gracias a las instantáneas Kodak.

El blog, por naturaleza, es misceláneo. En su forma técnica se combinan con total comodidad el zapping y la instantánea. Los blogs prometen convertirse en el gran revival del coloquialismo y del costumbrismo, en la resurrección electrónica de la non-fiction. Así como la literatura epistolar del siglo XVIII fue recuperada por los subgéneros que nacieron en el XIX junto con el boom del periodismo gráfico: la "causerie" (Mansilla), o "Table Talk" (William Hazlitt), o el "sketch" (Thackeray), del blog son esperables nuevas producciones magníficas en la línea de un género literario-periodístico-autobiográfico mixto en la vena de Fray Mocho o de Tom Wolfe o de Hunter S. Thompson, o de P. J. O'Rourke en la Rolling Stone, o de las "aguafuertes porteñas" de Arlt. El oportuno blog promete sustituir las rotativas por la Red, ya que justo ha nacido cuando la voz personal, la del sujeto, desaparecía de los diarios.

Lírica en el "peor" sentido: el blog ofrece a sus lectores el discurrir de una primera persona del singular como espectáculo.

En una sociedad que se piensa a sí misma como democrática (aunque esté lejos de serlo), el "privilegio" del talento se ve desde el llano como una cabeza real que cortar. Muchos blogs celebran el no somos nada, no tengo nada que decir, nada soy y me encanta no serlo; quienes los escriben no se ven a sí mismos como escritores. Otros somos bloggers y escritores. El blogger-escritor típico suele sentirse al margen o no reconocido, y lo declara a menudo en su blog.

El lugar social imaginario del escritor fue construido en el Romanticismo. El mercado editorial se lo apropió, pero sin cambiarle demasiado el sentido, que es este: el poeta es el vate, un ser superior al común de los mortales, tocado por la inspiración divina. En suma, se lo supone dotado de algo que la mayoría no tiene, y peor aún: se lo imagina situado en un lugar deseable al que la mayoría no puede acceder. Pero en una sociedad que descree cada vez más de las credenciales -a la vez que las exige sin piedad-, los blogs ofrecen un llano donde medirse a fuerza de talento, garra, estilo y nada más.

Sería insensato no aprovechar el blog como línea de fuga, como vía de escape, como la posibilidad de dar a leer una escritura directamente al lector, sin intermediarios. Internet es el Far West, la Terra Incognita, América, la esperanza de los desesperados; Internet es el reverso semisecreto de lo público.

Los bloggers somos "lectoescritores y prosumidores", actores sociales contemporáneos. Todo blogroll (lista de enlaces a blogs) se abre en rizoma. La mejor hora para navegar es de noche, bien tarde. Hay que andar por los pasajes bloggers a paso de paseante, de cyberflaneur. Una pose Baudelaire no desentona: amar y apasionarse por lo humano pero desde un cierto grado de anonimato, distancia, encuentro efímero y casual. Las amistades bloggers son puro azar rizado sobre sí y que por milagro retorna. Una estadística de flujos de azar recurrente de la amistad, una estocástica entre tanta estocada del mundo "real".

Bloguear, como decía Italo Calvino refiriéndose por supuesto a otra cosa, "exige atención y aprendizaje continuos: se trata de buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio."

"Aun en sus textos más ambiciosos, un blog es siempre el último texto, algo así como un cadáver al que conviene no tocar para no mancillar la evidencia del crimen. Un blog es hoy mismo... Todo blog es algo menos que póstumo, pero no encuentro la palabra apropiada para el concepto." (Jorge Mayer)

"...el blog, es apasionante, es actual, no es letra muerta, puedo sentir que el escritor está allí nomás del otro lado, siento su humor, desprecio, ironía, depresión, alegría, honestidad o su reclamo de atención. Y además, con suerte leerá mi comentario." (María Gracia)


"Lo novelesco sin la novela"; "un cadáver exquisito sin tumba" (Daniel Link)

"Habremos sido una conversación." (Martin Heidegger, "Hölderlin")