Escampa
Seis años de tortura, los pulmones deshechos;
sin embargo tu despertar es alegre, tu sueño es bueno,
también hoy un fruto abrirá sus colores de otro mundo.
La sangre ha parado su aguacero de pérdida:
no hay abismitos rasgando la luz como llagas,
hubiera sido ya no lacera a lo que existe.
Seco y dulce es el eco de muertas amistades.
Nuevas voces arraigan en el humus, piadosamente
susurran: "Se hizo lo que se pudo". Fértiles, sepia
se han vuelto los cadáveres en su quietud fotográfica.
No es por temor que hablamos en voz baja. Nos gusta
esta transparencia de acuarela, el barco hundido
lanzando sus destellos. Sonreímos.
Los animales de mi casa nos miran.
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