Wednesday, July 20, 2005

Y dale con las fechas

Perdón, es casi escolar ya esto de postear una efeméride o festividad cada día. No sé, a lo mejor debería hablar de otra cosa. Pero hoy es un día que en Rosario, y tal vez en Buenos Aires también, tiene como una luz y una lentitud particulares: chicas adolescentes que se juntan en el McNoland's (sic), adultos que compran whisky o bombones en el supermercado, chisporroteo de celulares, gente que no es amiga tuya y te llama igual para saludar, porque ya estamos grandes para preguntar: "¿Querés ser mi amiga?". Todo bajo un solcito de vacaciones de invierno que acentúa el efecto oxímoron, porque la verdad que esto de festejar el día del amigo en una sociedad destrozada es una especie de apuesta loca por esa palabra gigante, humanidad.

Como dice el dicho, más solo que... (llenar con el nombre de tu peor enemigo) en el día del amigo. En honor de mis lectores (para que festejen con los suyos), y para mis pocos -pero buenos- amigos y amigas, va esta perlita que me traje del laburo:

HAMLET (a Horacio).- No, no creas que te adulo. (...) No, que la lengua almibarada lama la ostentación absurda, y la rodilla tuerza sus maleables bisagras donde el regalo recompense a la lisonja. ¿Me oyes? Desde que mi amada alma pudo elegir de quién ser amante, y distinguir a los hombres entre ellos, con su elección te ha sellado para sí. Porque tú has sido como quien, al sufrirlo todo, nada sufre; has sido un hombre que a la Fortuna las bofetadas y los premios se los ha agradecido por igual. Y benditos aquellos cuyo temperamento y juicio se conjugan tan bien, que no son entre los dedos de la Fortuna una flauta donde ella pueda hacer sonar cualquier agujero que se le antoje. Denme un hombre que no sea esclavo de sus pasiones, y yo lo llevaré en el centro de mi corazón; sí, en el corazón de mi corazón, como lo hago contigo. (William Shakespeare, "Hamlet", Acto III, escena 1. Trad.: B. V.)