Kill Bill 3
Me acosté soñando un destino. Fundar un partido que destruya, incinere, aniquile, reduzca a cero todo nuestro exceso de Estado. Ser una especie de Hitler al revés: el AntiNazi. No más funcionarios mediocres trabando la empresa privada. No más genocidios, no más muertes por suicidio, ACV, infarto, resultados todos de la frustración desesperante que siente el ciudadano común cuando ve su pequeña empresa, su modesta pero eficiente carrera, aplastada por la pataza estatal. "Es un monstruo grande y pisa fuerte... toda la pobre inocencia de la gente". No, León, no somos pobremente inocentes, sólo hemos tenido que hacernos los boludos para subsistir. "Brazil" de Terry Gilliam es una realidad: los ciudadanos argentinos financiamos con nuestros impuestos nuestra propia tortura y nuestra propia muerte por tortura. Y la de nuestros seres queridos, además. ¡Basta! ¿Qué esperamos para salir a matar a esos parásitos chupasangres, los disfuncionales funcionarios?
Soñé que echaba al fuego una escalerita de madera balsa.
Mi papá vivía, y sonreía.
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