Thursday, August 11, 2005

Pajarito Pictures

Por Silvana Sayago

A Beatriz Vignoli


La memoria
se sale de cuadro
y corre a campo traviesa.

Al leerte todo es césped,
verano
y olor a cosas posibles.

¿Cómo fue dibujando el viento
tanta palabra?

En terrazas sin tiempo
filmamos las vidas del mundo
que eran las nuestras.

Cada atardecer
sigue encerrando una forma
que aún jugamos a descubrir.


Silvana me llamó hoy para decirme que me había escrito algo en Kaputt. Valió la pena haber intentado esta tremenda experiencia de los blogs, sólo por esto. Silvana es mi mejor amiga desde que nos conocimos en la escuela primaria, hace ya mucho tiempo.
Con ella descubrimos el surrealismo, y los Beatles, y la poesía. Y tantas otras cosas.
Está leyendo dos libros míos que le regalé. Creo que tengo que responder a esa pregunta: "¿Cómo fue dibujando el viento / tanta palabra?". Entiendo que es una pregunta por mis palabras y por las de ella. Las fue dibujando el viento, sí. ¿Cómo? Como huellas de lo posible, de lo que tenía que ser y no era; como huellas de una abuela-madre ausente, que me fue arrebatada por una mano criminal; las palabras se fueron dibujando como huellas de todo ese amor faltante, como si estuviera, como si anduviera, las pensé mientras iba revolviendo mi café con una cucharita de mi abuela que fue lo único que me quedaba de ella, preguntándome cómo sobreviviría sin esa cucharita, que justo hoy desapareció. En medio de la pérdida el viento dibujaba, dibujaba en la nada. Pero yo sola no hubiera podido anudar esa escritura. Sí trazarla, pero no anudarla. No es cualquier escritura, la mía al menos; es un intento de resucitar vida que fue asesinada. Y ahora, al fin, hay algo. Porque si las palabras no se volaron arrastradas por ese mismo viento fue gracias a Silvana.
A la verdad vivida en los trazos de su poema, por los que hoy vivo.