Tuesday, June 28, 2005

Hamlet, acto III, escena 1

¿Qué es más noble? ¿Sufrir interiormente
los hondazos y flechas de una fortuna adversa,
o tomar las armas contra un mar de problemas
y por oposición ponerles fin?


La primera vez que leí estos cuatro versos, segundo a quinto del famoso soliloquio que empieza "Ser o no ser, esa es la cuestión" le di el sentido de una defensa de la acción. Resulta, si se sigue leyendo el texto, que lo que hace Hamlet en el soliloquio en cuestión es evaluar la posibilidad del suicidio. ¡Qué decepción! Prefiero aferrarme a esa primera impresión, optimista, la de alguien que emprende la lucha armada contra sus propios problemas -con las armas que sean- y sale vivo y victorioso.

Mi lectura es literal y antigua. ¿Qué le pasó a la Modernidad, que ya desde temprano produce saberes tristes? ¿Acaso una obligación de éxito y felicidad lleva a los modernos a presuponer que sólo queda matarse ante la adversidad y la pena?

¿Como si no fuese posible cambiar la suerte, hallar la alegría al cabo de una lucha?