Sarlo baila sola
o: ¡Ya calla, tocaya!
Ya sé que no hay que linkearla más a la Sarlo. Pero nunca nadie dijo que este iba a ser un blog perfecto. Lo que quiero resaltar, en su entrevista del Página/12 de hoy (seguro que sacó tres notas más en Clarín, en distintas secciones, y otras tantas en Punto de Vista, y con un restito que le quedaba se pintó un graffitti) es la soledad de su discurso. Y no sólo su soledad, no sólo su discurso, sino las condiciones de silencio que posibilitan (o las condiciones de poder que habilitan) este soliloquio terrible. No es tanto tirria contra el éxito ajeno, sino más bien espanto de que ella sea la única: the one and only. Y es así como, en vez de un debate intelectual, en los medios de gran tirada argentinos tenemos una sola voz que se larga a decir públicamente cualquier cosa acerca de cualquier tema: una voz que para hablar de todo, parece, se siente autorizada. ¿Porque se anima valientemente a recordar que los Montos asesinaron a sangre fría a una piba de 15 años, o que la sociedad argentina vitoreó mayoritariamente a la dictadura y a Menem, tiene autoridad contra lo que se le antoje?
Yo me pregunto dónde están o dónde podrán publicar su respuesta las huestes de psicoanalistas que por el prestigio de sus profesiones y por el bien de la salud de la población tendrían que salir a contestarle a esto:
Esto no significa que mi formación, ni filosófica ni teórica, sea el psicoanálisis; lo que pasa es que el psicoanálisis es parte del piso cultural del siglo pasado, que se abre con Freud y se cierra con Derrida.
O los pastores evangélicos, shamanes, gurúes y maestros espirituales que en muchos casos son chantas, pero que en otros casos forman comunidades; a partir de mitos y ensueños, sí, pero -nos gusten o no- fundan comunidades reales, en base a un trabajo real:
Las religiones históricas como el judaísmo o las diversas variantes del cristianismo son religiones de comunidad, mientras que las neo-religiones son especies de pactos que las personas establecen con divinidades más o menos difusas.
Todo bien con tu revisionismo ético y político, Bea; todo bien con tu cuestionamiento a la veracidad del testimonio, o a la negación del papel de guerrilleros de ciertas víctimas de la dictadura en el relato de sus familiares organizados ("asesinar está mal en cualquier circunstancia"); pero ¿cómo quedás hablando sola? ¿Quién, que entienda de política y tenga una postura diferente, podrá salirte al cruce en un espacio igualmente visible, si copás todos los espacios? ¿Y quién sos para coparlos? ¿Quién es esta mujer que supuestamente sabe tanto, y no sabe decir "no sé"?
¿No es acaso más peligrosamente delirante, en su ilimitada omnipotencia, que cualquiera de las instituciones de salud o comunitarias a las que critica sin saber? Y al Clarín o al Página, ¿no les importa? Parece que el periodista pone el grabador y toda definición que mane de la pitonisa fuera palabra santa. ¿No pueden editar y sacar de la nota sus barrabasadas irresponsables, y llamar en cambio a otros pensadores de otras zonas de la cultura que puedan hablar de ciencia y de religión con conocimiento de causa?
Hasta aquí, esto ha sido un aporte de los doctores Durden & Norton a la lucha bloguera por la responsabilidad social de los medios masivos de desinformación. A partir de este instante, mi ego continuará transmitiendo su programación habitual.
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