Saturday, December 10, 2005

envidia y tentación

1-envidia

La que sentí leyendo esta desgrabación de algo así como una sesión de clínica de obra que le da Fogwill a Nielsen cuando éste le lleva, en 1993, su cuento aún inédito "Adentro y afuera".

Envidia por la escucha tan atenta, por la camaradería entre escritores (varones; participa Vera, pero sólo como testigo) en esa charla donde entre los dos van puliendo el cuento, lo van cepillando como su protagonista cepilla los "bobis" (vivos al revés, doble ironía por "muertos") que le dan para limpiar... Lo que suena en la charla, ante todo, es una tradición literaria: pero tradición en su más pura cotidianeidad, transmisión del oficio de maestro a discípulo. No sólo del oficio: transmisión, también, de autoridad. Autor, autoridad: palabras etimológicamente emparentadas, diría "Fog". Sólo así se adquiere un saber hacer: en el taller.

Ponerse solo es cosa de locos. A lo mejor esta queja es un prejuicio mío, pero tengo la sensación de que las escritoras trabajamos -¿sin quererlo?- en los márgenes y por fuera de este sistema de diálogo intergeneracional, escribiendo en una soledad tal que esa autoridad del oficio parece que nunca se constituye... aunque se forme igual el oficio, a través de sucedáneos como el periodismo, el ganarse la vida escribiendo; o en el Traductorado (pero en el de Rosario). Después está ese "yo me autorizo", que no se lo cree nadie, mucho menos quien lo pronuncia; también está la categoría de "genio autodidacta", que en el fondo es más bien triste.

Una utilidad de los blogs es contribuir a la construcción de estos saberes carcelarios, macgiverescos, robinsonianos. Saberes que, si no nos autorizan, por lo menos circulan. Qué bueno, Gus, que (además de grabar esto y tener la prudencia de guardar el cassette) lo hayas posteado, así lo aprovechamos todos. Es justo lo que necesitaba leer hoy para ponerme a escribir: una clase magistral de taller literario.

Anoto unas perlitas de entre las que desgrana Fogwill...

-sobre la invención de palabras: "No es que vos inventás metáforas, tus personajes, inventados por vos, se permiten inventar metáforas";

-sobre el detalle como efecto de realidad (a ésa ya la tenía, de Borges): "Al poner la sangre seca debajo de la nariz, o al ponerle un lunar en la oreja, o al ponerle algo del anillo de casada, quiere decir que la viste, ¿entendés?";

-sobre la ficción en sí: "Esas defraudaciones al lector, o agregados de información, o contradicciones: venís pensando todo el tiempo que el tipo era un negro y resulta que no, que se ponía betún, cualquier cosa, esas contradicciones te ponen muy en evidencia cómo el narrador manipula al lector. Eso es lo bueno de la literatura, que el tipo tenga la evidencia de la manipulación";

-sobre la innovación: "las cosas creativas, las cosas que son innovadoras, originales… Esas innovaciones siempre, o casi siempre, responden a dificultades de narrar. Es decir, vos querés decir algo y no te resulta fácil narrarlo, entonces inventas una salida, haces un truco, y en el truco está la creatividad, la originalidad";

-sobre la autoridad que da la cadencia: "inventás un lenguaje e inventás una moral... pero además inventás una manera de enunciarla, lo cual le da realidad. Un patrón tiene realidad cuando dice frases de patrón, que son acuñadas por él y que tienen una cadencia, ya establecida de tanto repetirla y de tanto madurarla. Eso institucionaliza las palabras del tipo...";

Y me llevo no sólo lo que dice sino lo que escucha, su oído alerta para detectar rimas involuntarias y rupturas librescas del registro coloquial.

Hay nota al pie, con el detalle de las circunstancias de la charla, en Milanesa con papas.


2-tentación
(o idea para concurso)

Reescribir el cuento de Nielsen siguiendo las indicaciones de Fogwill.