8 de diciembre de 2005
UNO
Feriado sacro en Rosario. Día de la Virgen de la Inmaculada Concepción, es decir, de la Concepción Sin Padre Tangible, es decir: hoy es el día del Agujero en la Estructura Fóbica. El Día del Abismo. El Día del Horror a que Nada se Interponga entre el Yo y el Deseo Materno. Anoche, en sueños, oí una voz de un psicoanalista que me decía: "Usted no puede gozar si no refuerza el significante paterno".
Hoy es el día perfecto para saludar a todos los fóbicos.
DOS
El 9 de diciembre de 1980, al mediodía, llegué del colegio, salí del ascensor, crucé el palier, abrí la puerta y me lo encontré a mi hermano Luis sonriéndome con esa media sonrisa sardónica que es la marca registrada de los Luises de la familia. "Una mala noticia", me dijo. "¿Quién se murió?" pregunté. "John Lennon", me respondió mi hermano. Su sonrisa se volvía vengativa, y más: se teñía de la esperanza de ya no tener que treparse a la caja de fusibles para cortar la luz de la casa y así impedir que yo pasara por enésima vez bajo la púa del Wincofon (y al revés) la pista del Álbum Blanco donde estaba "Revolución nueve".
"Andá, me estás cargando", dije. Y me encaminé a mi pieza, empapelada con fotocopias de fotos de los Beatles y dibujos mios ilustrando sus canciones, para sacarme el ridiculo guardapolvo de falda tableada y guardar mi carpeta de cuarto año, forrada con la tapa de la Rolling Stone que tenía esa foto por Annie Leibowitz de John y Yoko abrazados. En el camino me salió al encuentro mi primo yanqui, Dan, que estaba de paseo y viviendo con nosotros. Menos mal que estaba ahí mi primo Dan. "Tell me it's not true", o algo así, le dije. "It's true", dijo Dan. "He's dead".
Lloré. Dan me comprendía. "Pero no creas que es el fin de una era, o alguna bullshit por el estilo", agregó.
Lloré más a John Lennon que a mi viejo.
Entonces podía llorar; ya no.
Tampoco es que quiera.
TRES
Ayer Mori me posteó unos soliloquios. En goma de borrar.
Más info, mañana en este mismo batiblog.
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