la vergüenza
Creí que una familia era cosa de villeros. Que solamente los vulgares hinchas de fútbol tenían padre, que solamente los pobrecitos judíos padecían el ser hijos de una madre y que "acompañar a mi hermana al médico" era una triste excusa de sirvienta.
Cuánto nos dañamos con esa tilinguería progre de odiarnos así a nosotros mismos: tanto, que el daño es como un mar del que no alcanza a verse la otra orilla.
Y no empiezo a llorar porque tengo miedo de no terminar nunca.
Labels: poetry
1 Comments:
Me gusta el final Beatriz
slds
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